Opinión

No quiero ser valiente

Yo no quiero ser valiente, sólo quiero seguir sintiéndome libre, incluso para elegir mis propias ataduras. No quiero ir librando batallas para que personas desconocidas me ofrezcan palmadas y me cuelguen medallas que sólo oprimen el pecho.  No busco podios a los que escalar gritando palabras en las que creo, mientras unos me reafirman y otros buscan derribarme. No quiero ser heroína de ningún cuento de fantasía, ni verme obligada constantemente a estar en posición de lucha, porque me gustaría creer que no hay nada que necesite ser rescatado, porque todo está ya a salvo. No me gustaría verme arrastrada por esos remolinos de aguas residuales, de los que muy pocos conseguirán mantenerse a flote, para resurgir de ellos como persona intrépida. Sólo aspiro a que nadie me obligue a participar en batallas miserables en las que siempre se pierde, aunque te creas haber sido valiente, y a mantener mi  derecho a tener miedo. Esa es mi libertad. 

Aspiro a seguir yendo a mi biblioteca, pasear entre los pasillos llenos de historias, tomarme  tiempo y elegir mi lectura. Quiero hacerlo sin que suponga un acto de rebeldía, porque cerebros que desconocen los libros hayan empezado a decidir qué es y qué no es apto para los demás. Desexo  continuar falando,  escoitando e lendo  les llingües que m’acompañaron tola vida  emigrantea izateagatik, sin que eso suponga ser portadora de ningún estandarte, porque de nuevo vuelvan a agitar el odio con la censura y el señalamiento. Quiero poder decir que corear - en una boda, una fiesta o en un mitin- el tremendo lema que han puesto de moda con el nombre de un asesino  que me niego a repetir,  es algo absolutamente miserable e inhumano, sin que se me echen encima las hordas exaltadas que ni siquiera saben de lo que hablan, porque no vivieron ni un solo día en la Euskadi de ETA, esa que ya no existe desde hace diez años. Busco mantener mi lucha feminista como mujer comprometida con nuestros derechos, con todos, los conquistados y los que aún no han llegado, sin que se me insulte, se me acuse de alguna fobia o se me señale como objeto de odio. 

Quiero comentar, reflexionar y a veces, hasta opinar, sobre el mundo que me rodea, sobre lo que pienso o lo que creo. Quiero poder hacerlo sin miedos, dispuesta a entender y comprender, sin perder nunca de vista que hay pensamientos y actitudes que nunca deben ser aceptados.

Quiero equivocarme y acertar pero, sobre todo, quiero seguir evolucionando, creciendo y aprendiendo. No quiero que nadie se vea obligado a ser valiente, yo no podría, sólo quiero que sigamos sintiéndonos libres para vivir, sin olvidar que nuestra libertad nunca puede significar la esclavitud o el aniquilamiento de otros.

Te puede interesar