Opinión

"GAFA": EN BUSCA DEL PODER ABSOLUTO

Partamos de la idea de que la excesiva concentración del capital no beneficia en general al desarrollo de mercados competitivos. Es obvio que las Big Tech, algunas de ellas englobadas bajo el acrónimo de “GAFA” (Google, 

Amazon, Facebook y Apple), han concentrado en pocos años una capitalización bursátil de casi 6 billones (con “b”) de dólares, una cifra estratosférica. La principal empresa española por capitalización (el gigante Inditex) no alcanza hoy en día los 86.000 millones (con “m”) de dólares.

No deja de ser curioso que aquellas empresas que contribuyeron, no cabe duda, a que nuestras vidas fueran más ágiles, globales y por qué no decirlo, a que pudiéramos liberarnos de las barreras que nos impedían interactuar con quienes simplemente tuvieran una conexión a internet, sean ahora acusadas de todo lo contrario. Es decir, denunciadas por utilizar su absoluto poder dominante a favor de unos intereses espurios y desarrollar prácticas abusivas con proveedores, empleados y distribuidores. Aquellas que rompieron en su día con sempiternos intereses “lobbisticos” e históricos monopolios, son ahora las que campean impunemente en un ecosistema monopolístico mucho mayor que el que quisieron combatir.

Desde este mismo medio de comunicación, se ha denunciado valientemente este tipo de actuaciones por parte de Amazon, sumándose a las que ya muchas empresas españolas han iniciado a su vez por robo, engaños y variaciones unilaterales de las condiciones contractuales. Es tan grande su poder, que en una época en la que afortunadamente las barreras de entrada han ido mitigándose, han construido unas nuevas. Ya no se trata no tener acceso a la tecnología suficiente, ni de grandes desventajas de costes, ni de no tener llegada a un recurso determinado. Cualquier insurgente que ose a hacerle sombra es directamente comprado (Facebook compró Instagram por 1.000 millones y dos años más tarde WhatsApp por 22.000). Aquí, sí que no existen barreras financieras de ningún tipo. Cualquier cosa para evitar la competencia. 

Además, los que transitamos por sus páginas vamos dejando un rastro de datos privados difícilmente imaginable, que se ha convertido en un valioso maná que estas empresas rentabilizan por millones de dólares. Tuvimos razón cuando se reconoció que los bancos utilizaban el engaño y el desconocimiento de sus clientes cuando les colocaron productos financieros tóxicos. Pero no hemos aprendido que la información que regalamos a estos gigantes es utilizada para manipularnos y vendida a terceros sin que seamos verdaderamente conscientes de ello. Cerramos nuestras persianas en casa mientras regalamos nuestra vida privada y datos más íntimos sin reparos. Si optamos voluntariamente por hacerlo, debiera serlo con nuestro expreso conocimiento y debidamente retribuidos por ello.

Te puede interesar