Opinión

Hampa e instituciones

No sé si se podrá demostrar que Francisco Garzón Amo, maquinista del tren siniestrado en la curva de Angrois iba, o no, consultando su Ipad o hablando por teléfono en el momento en el que se produjo el fatal accidente que nunca tenía que haber ocurrido. Tampoco sé si ese hecho es, o no, causa para que la Fiscalía solicite cuatro años de prisión e inhabilitación para su profesión durante el tiempo de la condena.

Lo cierto es que, hoy, el accidente no habría pasado. Si por cualquier razón, el maquinista se despistara en la misma curva y llevara el tren a 200 km por hora en lugar de los 80 recomendados, los mecanismos de frenado, ahora instalados, se activarían automáticamente para evitar el desastre; las medidas correctoras que fueron instaladas con posterioridad (¡solo faltaría!) lo impediría. Pero ¿y la falta de medidas preventivas? ¿Se puede achacar a una obscena falta de previsión del riesgo, o en otro sentido, a una deliberada intencionalidad política para forzar inauguraciones? ¿Cómo es posible que en Occidente, ante una infraestructura que pretendemos exportar y que exhibimos con orgullo patrio, no hubiera saltado en toda la cadena técnico-administrativa ni una voz de alerta de tal descomunal peligro? ¿O sí? ¿Las hubo? ¿Por qué no se conocen?

Con la edad he aprendido a cuestionarme todo. Absolutamente todo (incluso a mí mismo). Por eso me cuestiono las razones por las que Ana Pastor, ministra de Fomento (2011-2016), pidiese a la comisaría de Transportes de la Unión Europea que no publicase el informe de la Agencia Ferroviaria Europea, que era crítico con la investigación oficial realizada por el Estado español sobre el accidente del tren Alvia. Extraña esta actitud a la vista de lo que había dicho el 13 de agosto de 2013 en sede parlamentaria, cuando prometió “actuar con toda transparencia, para decir todo lo que tenga que ver con este terrible accidente”, añadiendo que teníamos su compromiso: “No descansaré hasta saber la verdad”. ¿Cuál es esa verdad, señora vicepresidenta segunda de la Cámara Baja? 

El otro imputado en el procedimiento no acudió a la segunda comparecencia del procedimiento por sentirse estresado por el golpe que le propinó el padre de una niña muerta en el accidente. No se da cuenta que esa colleja por parte de quien lleva “estresado” nueve años, va dirigida a quienes han utilizado durante este tiempo toda una suerte de maniobras mafiosas de ocultación, obstaculización, engaños y escaqueo general. Todo tan cómodo por parte de quien dispone de todos los resortes del Estado para colonizar políticamente las instituciones y empresas públicas.

Disfruten con salud de lo votado.

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