Opinión

Lo que pasó en Madrid, que no se quede en Madrid

Cuando Pablo Casado avisó que las elecciones a la asamblea de Madrid iban a ser “un punto de inflexión” se refería a que, de ganar Ayuso, como al final así sucedió, los resultados favorables al PP se iban a proyectar al resto de España y que su futuro como líder político se tornaría más propicio. Sin embargo, hay quienes apuestan a que esta circunstancia provocará todavía más tensiones internas en su partido, ya que para muchos militantes el modelo de la presidenta de Madrid difiere enormemente del que marca la gestión política del líder pepero.

De una u otra forma, efectivamente, lo que ha pasado en Madrid no se va a quedar en Madrid. No será ajeno al futuro del PP y de Casado, pero tampoco al resto de candidatos. El PSOE ya avisaba antes de ir a las urnas que los resultados de las elecciones no debían ser extrapolables al resto de España, quizá preparándose para recibir una gran derrota anunciada. Veremos. De momento la imagen de Sánchez queda muy tocada. El enésimo varapalo de Ciudadanos puede ser el anticipo de la definitiva disolución de este fallido proyecto político. Y de Pablo Iglesias, ¿qué decir? Ese hombre que echó sobre sus espaldas la responsabilidad de eliminar el fascismo de las instituciones… Parece que se va, pero que nadie lo dé por seguro, seguirá al “servicio de su país” ¿quizá como próxima estrella de un “Sálvame” político en televisión?

Aparte de cuestiones personales y partidistas, lo Madrid no debería quedarse en Madrid. De ningún modo. El resto de España debería tener muy claro que no solamente hay dos modelos de gestión, sino que además, hay dos modelos de filosofía política, dos modelos de sociedad. El del PSOE y el de Ayuso, que no el del PP.

Un loco intervencionismo de quienes desprecian el emprendimiento y la libertad de empresa, promueven el adoctrinamiento moral de los escolares, la dictadura de lo moralmente correcto, la utilización de la violencia dialéctica y la permisividad de la física contra sus adversarios; el blanqueamiento del terrorismo y las dictaduras chavistas, la cultura de la subvención y el arrase de la clase media a base de impuestos.

Por otro lado, libertad para que los padres elijan el colegio de sus hijos, la habilitación bilinguística del profesorado; valentía, coraje y desemvoltura para no sucumbir a tutelas y presiones de terceros, impuestos bajos, negocios abiertos y prosperidad. Fomento de una sociedad de oportunidades y ciudadanos libres bajo la cultura del esfuerzo, el respeto y la pluralidad.

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