Opinión

La farmacia, un servicio público imprescindible

Una marcada estructura rural, una fuerte dispersión poblacional y unos bajos índices demográficos son parámetros que dificultad la prestación de servicios públicos en la provincia de Ourense. Recientemente observamos cómo se produjo una renuncia casi mayoritaria a las concesiones de las líneas de transporte en el territorio ourensano y es raro el mes que no cierre una oficina bancaria en algún punto de nuestra geografía provincial. 

Al igual que sucede en otros ámbitos, también las farmacias del rural están atravesando grandes dificultades que ponen en peligro su viabilidad futura. La receta electrónica, por ejemplo, en su actual modelo de funcionamiento, favorece que los pacientes visiten menos a su doctor, lo que tiene graves consecuencias. 

Por un lado, los pacientes -crónicos y polimedicados en su mayoría- ya no van al médico todos los meses como siempre hacían. Simplemente  renuevan sus recetas por teléfono. De esta forma, el médico pierde el contacto con sus pacientes y la calidad asistencial, poco a poco, se deteriora. 

Por otro lado, el paso de los pacientes por el centro de salud constituía un elemento dinamizador en el rural que ahora se ha perdido, aunque nadie en la administración haya reparado en ello.

El suministro de medicamentos a las residencias de mayores de los pueblos por parte de servicios hospitalarios urbanos es otro factor que ha contribuido al empobrecimiento de las farmacias y de sus pueblos. 

Junto a esto, la caída libre en los precios de los medicamentos y el hecho de que las farmacias del rural apenas tengan alternativas a sus ingresos, hace que podamos cuantificar la pérdida de negocio en el rural en más de un 60% desde 2011.

La ley 16/2012, que instauraba entre otras medidas el copago farmacéutico, incluía una escala de compensación a las farmacias en función de sus ingresos, pero esta medida que podría haber paliado en parte esta situación fue lo único que, misteriosamente, se derogó de esta ley. Ahora mismo, el sistema de retención es lineal y por lo tanto muy injusto para las farmacias que menos recaudan, como es el caso de las farmacias rurales o de barrio.

Dado el importantísimo papel de servicio público que desempeñamos desde las boticas, especialmente en el ámbito rural, queremos decir que se está poniendo en riesgo nuestra existencia, una situación que llevamos tiempo denunciando desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ourense. 

Los servicios que se prestan en la oficina de farmacia son fundamentales en los pueblos más pequeños y, muchas veces, las boticas constituyen el único centro sanitario abierto y accesible a todos los vecinos dentro del ámbito rural.

Por lo tanto, el hecho de que peligre la subsistencia de algunas de nuestras farmacias afecta negativamente a la propia estructura territorial y social de Galicia. Estamos hablando de un servicio fundamental para la población, que debería de apoyarse de una manera mucho más contundente. De lo contrario, pondremos en peligro el futuro de nuestro pueblo.

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