Opinión

Alimentos no saludables

La idea de regular la publicidad de alimentos no saludables dirigida a los niños está generando una rabiosa oposición en ciertos políticos de siempre. Los que están en contra de todo aquello que suponga una reducción en los beneficios de sus empresas amigas, en las que ¡sorpresa! suelen tener alguna participación económica.

La idea se atribuye a Garzón porque él es el encargado de hacerla pública, pero obviamente no es suya sino de equipos que han llegado a esa conclusión. No está bien fomentar el consumo de foskitos, gusanitos o hamburguesas de plástico entre la infancia, que lo único que hacen al final es convertirlos en generaciones con una obesidad que sería cómica si no fuera porque es dañina y roza o se mete de lleno en el tratamiento médico, y genera muchos problemas para esos chavales en su vida posterior.

Basta con darse una vuelta por la playa. Cuando yo era crío todos los niños de la playa eran delgados. Hoy es al revés, la mayoría no caben en sus diminutos bañadores XSize, y pasan más tiempo jugando a la Play bajo la sombrilla como pequeños Budas, que empleando todos sus esfuerzos físicos y mentales en tomar aquel maldito islote conquistado por la pandi enemiga. Ya no se juega a eso.

Bien. A finales de los ochenta en Madrid conocí a un fabuloso director creativo de publicidad, un inteligentísimo argentino autor de algunas de las campañas más exitosas de aquellos años como el primer lanzamiento del Cuponazo de la Once y otras. Este hombre que se llamaba (supongo que se sigue llamando así) Horacio, ideó una genial estrategia publicitaria para saltarse la prohibición de hacer publicidad en tv de bebidas alcohólicas de cierta graduación, una normativa que junto con la de la prohibición de anunciar tabaco se acababa de aprobar entonces. Su cliente en aquel caso era Larios, una marca de ginebra tan conocida en España como el whisky Dyc o el coñac Soberano. Y la habilísima estrategia de Horacio consistió en decirle a Larios: “Oye, ¿y si producís y comercializáis una línea de snacks, palitos, picos, patatas fritas, etc., en bolsas que se llamen Snacks Larios? Podríamos anunciar eso. No tendría alcohol”.

Dicho y hecho. Larios sacó una línea de productos para picar que se llamaban Snacks Larios, y Horacio creó y dirigió uno de los spots más espectaculares de la publicidad española de los noventa. Unos bellísimos treinta segundos en blanco y negro a cámara lenta que parecían un spot de Armani, de un grupo de jóvenes en una piscina, zambulléndose desde el trampolín, exhibiendo sus preciosos cuerpos, para acabar con un plano corto, fijo, muy breve, lo que en publicidad llamábamos entonces “Pack Shot”, de una de aquellas inexistentes bolsas de Snacks Larios.

Por supuesto nadie prestaba atención a la bolsa ni a la palabra “snacks”, lo único que veía la gente asociado a aquellas impactantes imágenes de belleza juvenil tan seductoras era “Larios”, una ginebra.

Foskitos no, gracias.

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