Opinión

¿Blancanieves?

En vista de que cada vez está más de actualidad analizar y desmontar clásicos de la literatura infantil y juvenil, ya que en muchas ocasiones fueron manipulados y transformados por razones de corrección política u otras de índole similar, hoy le toca el turno a Blancanieves, una narración llena de falsedades.

El tono ingenuo, tierno y bondadoso del cuento se debe a que a los editores les pareció siempre que ciertos detalles de la historia original eran demasiado duros y cruentos para las delicadas e influenciables mentes infantiles, así que los modificaron para hacerlo todo más accesible a los niños.

Veamos por ejemplo, los principales personajes y sus verdaderas historias.

Mudito. El más joven de los siete enanitos no siempre fue mudo. Al contrario, durante años habló por los codos. Mudito había nacido en el Valle de Aburrá (Colombia) en una familia muy pobre. Desde muy joven fue captado por los clanes locales de la droga y fue sicario, pero un buen día se arrepintió y se acogió a un programa de protección de testigos de la DEA. Entonces declaró en numerosas ocasiones denunciando a varios narcos hasta que cuatro excolegas suyos de Medellín le cortaron la lengua.

Gruñón. Este personaje padecía el Síndrome de Persona Tóxica. Era imposible estar a su lado sin que te fastidiara el día.

Bonachón. Un enanito aparentemente muy alegre pero que podía resultar tan insufrible como el anterior. Siempre se reía y se lo pasaba bomba. Daba igual si lo felicitabas por su cumpleaños o si le comunicabas que se habían derrumbado las Torres Gemelas. Todo le hacía gracia.

Dormilón. El más desconocido de los siete, aunque muchos analistas opinan que este enanito tenía una gran vida interior.

Mocoso. Padecía un catarro crónico incurable y siempre estaba estornudando, se gastaba fortunas en kleenex y en paracetamol, Frenadol, etc. Pero el catarro no remitía debido a su trabajo diario en la mina, donde hacía un frío y una humedad tremendos ¡brrrrr!

Tímido. Como casi todos los tímidos Tímido no era tímido. En realidad sufría fobia social y ansiedad, pero nunca se curaba, porque no buscaba ayuda psicológica.

Sabio. Sabio no era sabio. Simplemente como era el único de los siete que hablaba, estaba despierto casi todo el día, no estornudaba, ni gruñía por todo ni se partía de risa a la mínima y era capaz de relacionarse con los demás, los otros lo tenían por el jefe.

La reina malvada. Es improbable que la reina fuera tan mala. De hecho hablaba todos los días con un espejo, un valiente ejercicio de autocrítica e introspección psicológica y física del que no todo el mundo es capaz, salvo los actores de teatro y los bailarines.

Blancanieves. La típica “trepa” que con toda clase de artimañas de lo más complicadas e inverosímiles acaba por fin casándose con el príncipe, que era lo que quería.

Y digo yo: ¿Y si Blancanieves fuera negra? Entonces otro gallo nos cantaría.

Que ustedes lo pasen bien.

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