Opinión

Chihuahuas asesinos

La nueva Ley de Protección Animal aprobada por el consejo de nuestros preclaros ministros, que equivocadamente creen que ellos porque son humanos no son animales, establece que todos los propietarios de canes vamos a tener que hacer un cursillo de instrucción y contratar un seguro de daños a terceros para nuestra mascota.

A mí el daño más grave que me ha causado mi Atticus, un perrito encantador que pesa 2,7 kg., ha sido tener que ponerme una tirita en la mano un día que me hizo un arañazo, y eso fue porque hacía mucho que yo no le recortaba las uñas. En realidad él estaba jugando y la culpa fue mía por no haberle hecho la manicura a tiempo. Pero solo fue una tirita. Y nunca le ha hecho ningún otro daño a nadie.

Según esta nueva ley la antigua denominación PPP, Perro Potencialmente Peligroso, que se basaba en las características del animal, su potencia física, su carácter más o menos agresivo y su mandíbula con capacidad para hacer mucho daño, pasa a ser PME, Perro de Manejo Especial. Así que el problema si es que lo hay, se traslada por completo de la mascota al dueño. Es decir, que usted puede tener un velociraptor en casa pero si lo maneja adecuadamente pues no pasa nada.

El que todos los propietarios tengamos que hacer el cursillo es como pensar que en la carretera son iguales un Ferrari a doscientos km/h y el burrito Platero caminando cansinamente por el arcén mientras mordisquea su heno. Ya saben: “Platero es pequeño, peludo, suave, parece de algodón”. Todos los propietarios de perros sabemos que en el fondo la clave de todo es la educación del perro, y especialmente la educación de su dueño.

Mi chihuahua Atticus tiene un amigo pitbull que es un monstruo espectacular, poderoso, guapo, de un color gris acero brillante que quita el hipo, y los dos se llevan estupendamente. El pitbull es un buenazo y le aguanta de todo a Atticus. Y eso que Atticus se cree Robert de Niro, piensa que vive en el Bronx en una película de Scorsesse y cree que el barrio es suyo. Pero un posible mordisco de Atticus (caso que nunca se ha dado), no es igual que un posible mordisco de su amigo pitbull (caso que nunca se ha dado tampoco).

Ignoro si la nueva ley piensa incluir también en su normativa las categorías HPP (Hámster Potencialmente Peligroso), CPP (Canario Potencialmente Peligroso), GPP (Gato Potencialmente Peligroso); o si va a actualizarlas a HME (Hámster de Manejo Especial), CME (Canario de Manejo Especial), o GME (Gato de Manejo Especial).

Nuestros próceres, que cobran unos sueldazos rascándose la barriga (a Atticus le encanta esto último) en el Congreso, deberían contemplar también la posibilidad de incluir en esa ley los conceptos MPP (Ministro Potencialmente Peligroso), o MME (Ministro de Manejo Especial).

Pero no caerá esa breva. Esa clase de animales no se contentan con cañamones ni con una galleta.

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