Opinión

Dialectos y lenguas

No soy un experto sobre este tema pero allá voy. Ustedes perdonen.

Según la RAE un dialecto es la “variedad de un idioma que no alcanza la categoría social de lengua.” Esta es la primera acepción. O sea que la diferencia entre dialecto y lengua es una cuestión de pura interpretación desde una perspectiva sociológica.

Como a los de mi generación nos insitieron tanto en la escuela en que el gallego, el catalán, el valenciano, el bable, etc., eran dialectos y no lenguas, supongo que arrastramos aun una confusión mental con eso. Pero por lo que yo he visto ni los lingüistas se ponen de acuerdo en qué es exactamente un dialecto y qué es una lengua. No parece haber mucha diferencia, la verdad.

Pero atención, no nos despistemos tan rápidamente, la segunda acepción de la RAE dice así: “Sistema lingüístico considerado con relación al grupo de los varios derivados de un tronco común. El español es un dialecto del latín.”

¡Vaya, vaya, con la valla! La cosa se pone interesante. El español es un dialecto. Esto sí que desafía lo que nos dijeron en la escuela de críos, y la tan extendida idea entre el común de la población de que un dialecto es algo inferior de alguna forma, un poco como si estuviera por debajo de una lengua. Pero ya ven que no. Al menos en esencia no. La educación del franquismo en su desaforado empeño de menospreciar por cualquier medio a los otros idiomas de la península los calificaba de dialectos, pero al español no. El español era una lengua.

Pero esa idea (como vemos equivocada) se ha instalado en el inconsciente colectivo con tal fuerza que resulta imposible moverla de ahí. Hasta el punto de que multitud de hablantes se sienten ofendidos si se llama dialecto a su lengua. Y hemos de decir que se sienten ofendidos con cierta razón, porque lo único por lo que en el habla común alguien calificaría a una lengua de dialecto es por menospreciarla. Y ya saben: la ofensa suele estar en la intención de quién quiere ofender.

Tras la vergonzosa y patética actuación de los payasos de la tele, perdón, quise decir de los payasos de MasterChef, bromeando con el acento gallego de una forma repulsiva, falsa y sin ninguna gracia, al día siguiente el inefable y guapete Jordi Cruz pidió disculpas diciendo: “No quisimos ofender a ningún dialecto”. ¡Ahí te has coronado, chaval, sí señor! Me recordó ese chiste del tipo que se asoma a la puerta de una librería y le grita al librero: ¡Eh, caraculo!, ¿tienes el libro “Cómo hacer amigos”?

La frase del cocinero resulta además curiosa viniendo precisamente de un catalán que habla catalán, el dialecto más “pailán”, pueblerino y paleto de toda España. Ya ven que puestos a ser despreciativos hasta yo o cualquiera puede serlo.

Pero Jordi Cruz no quería ofender a nadie suponemos. Lo suyo fue solo ignorancia y falta de tacto.

Bon apetit!

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