El discurso del Rey” es una preciosa película de 2010 dirigida por Tom Hooper y protagonizada por un estupendo Colin Firth. La película cuenta la historia real de Jorge VI, que tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII pasó a ser, sin quererlo, rey de Inglaterra. Como Jorge VI padecía una fuerte tartamudez, antes de dar su primer discurso a la nación tuvo que someterse a diversos tratamientos con logopedas, para reducir o eliminar ese defecto antes de aquel primer discurso a su pueblo. De eso trata la película.
“El discurso del Rey” para nosotros es el discurso de Nochebuena, una tradición de nuestro sistema político y social en la que el monarca se dirige a todos los ciudadanos en esa fecha, básicamente para desearnos felices fiestas y poco más. Se ha convertido en algo tan ritual que hasta los presidentes de todas las autonomías con mayor o menor acierto hacen algo parecido, un discurso de Nochebuena.
Todo el mundo, y me refiero a todo el mundo, políticos, periodistas, comentaristas, afila el lápiz esa noche antes de las nueve para, al día siguiente, destripar el discurso o bien alabarlo. Estas dos cosas todo el mundo al que me refiero las tiene preparadas antes del discurso, por eso digo que afilan el lápiz antes de las nueve. De hecho el discurso podría ser innecesario, porque las críticas o alabanzas serían las mismas.
Por primera vez en años he visto y escuchado el discurso debido a que estoy en casa reconfinado por culpa de un maldito esguince de tobillo. Normalmente un 24 de diciembre a esa hora, las nueve, estaría tomando una caña con mis amigos por ahí, por lo que no me enteraría ni escucharía el discurso. Pero este año sí lo vi.
Por supuesto el discurso es algo meramente institucional y nadie espera que el Rey se ponga a hablar de Harry Potter. Eso sería ridículo. Pero al día siguiente, el 25 de diciembre chin, chin, chin, me tomé el trabajo de leer unos cuantos artículos sobre el tema, especialmente en la prensa de ¿izquierdas? Y mi sorpresa fue mayúscula. No sé quién es más tonto, si el rey o los lloriqueras que escriben esas cosas (y yo soy de izquierdas, que conste).
Resulta que como Felipe VI no mencionó a su padre, el rey emérito, el discurso está mal. Resulta que como tampoco habló del cambio climático, el discurso está mal. Resulta que como no renunció a la Corona el discurso está mal. ¿Pero esto qué es?
Estos chicos de izquierdas están mal de la chota, me parece. ¿Qué esperaban? ¿Que el Rey pusiera a parir a su padre por televisión? Eso no lo hace ni un rey ni un albañil de la construcción. ¿Que hablara de los pandas, las ballenas jorobadas o las bondades de una dieta vegana? ¿Que proclamara la III República?
El mundo está lleno de misterios. Y la televisión y los periódicos aún más.
