Opinión

¿Es tan difícil de entender?


En las últimas semanas hemos asistido primero al intento fallido de Feijóo para conseguir mediante acuerdos, pactos o lo que fuera los apoyos suficientes para ser investido presidente, tal como funciona dentro de la legalidad nuestro sistema parlamentario. 

Pero trágicamente para é,l y decepcionantemente para sus votantes, el líder de la derecha española solo consiguió el escaso apoyo de dos partidos: Vox y UPN, más otro tímido y frágil apoyo de Coalición Canaria. O sea que Feijóo no consiguió entenderse con nadie más que con los suyos de siempre. Eso es lo que pasó.

A continuación le tocó el turno a Pedro Sánchez y ¡oh, sorpresa! el líder socialista tan denostado por la derecha acusado de felón, traidor, falso, mentiroso, rompepatrias e incluso hijoputa (!) y otras cosas consiguió el apoyo de ocho partidos distintos además del suyo: Sumar, Podemos, IU, Junts, ERC, PNV, BNG, Bildu... y el pequeño añadido de propina, de los de Coalición Canaria que como buenos e inteligentes isleños están a la que salta.

¿Es tan difícil de entender lo que ha pasado aquí? A la derecha parece resultarle imposible. Ignoro a qué escuelas habrán ido de niños sus dirigentes porque no saben sumar bien, es obvio que los suyos son menos y los otros son más.

Lo que ha pasado es que España no es ese reducto ideológico que pretenden los habituales manifestantes de banderas rojigualdas o decoradas con el aguilucho y que cuando se ponen nostálgicos se dedican a cantar emocionados el “Cara al Sol”. Aquí tenemos banderas e idiomas de todos los colores, e incluso vivimos algunos que no tenemos ninguna bandera que se sepa. Y otros que viven al sol, y otros que viven a la sombra. Pero todos formamos parte del mismo país. Y ni unos ni otros son ni somos mejores que los demás.

La matraca de Feijóo con que fue el partido más votado, un hecho que es innegable, no justifica que quisiera obviar cómo funciona nuestro sistema político. Fue el más votado sí, eso es verdad, pero se quedó solo. Tuvo su oportunidad pero no consiguió hacer amigos.

Tal vez en eso esté la clave de todo. Todos tenemos amigos, de Vox, del PP, del PSOE, de Sumar... Tenemos amigos negros que son como de chocolate y amigos rubios que son como una brillante espiga de trigo. Tenemos amigos creyentes y ateos. Amigos ricos y pobres. Tenemos amigos, por suerte quizás, de aquí, de allá y de todos los colores y pensamientos posibles.

El PP no consiguió hacer nuevos amigos y eso es muy triste. Yo creo que es culpa suya. Me parece que ni siquiera se esforzaron mucho en buscarlos y por eso no encontraron ninguno. A mi juicio ese partido debería reflexionar y replantearse en serio qué es lo que está haciendo y qué es lo que pretende.

Porque su único amigo, Vox, en realidad es su enemigo. Pero... el que no quiere ver no ve.

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