Opinión

Feijóo no se lo ha leído

Feijóo, en una de esas ocurrencias suyas tan curiosas ha comparado a Pedro Sánchez con el personaje protagonista de “El otoño del patriarca”, la novela de Gabriel García Márquez.

Por supuesto la comparación es tonta y solo revela la ignorancia literaria de Feijóo. Yo diría que esa novela solo la conoce de oídas.

“El otoño del patriarca” de García Márquez a mi juicio no es una gran novela. Claro que yo no soy un experto ni en García Márquez ni en nada. Pero si tuviera que hacer una lista de grandes novelas suyas no la pondría entre las primeras, aunque en su momento me gustó mucho.

Pero esa novela tiene cosas interesantes. Como sabrán quienes la conozcan no tiene puntos y aparte. Es un continuo verbal sin espacios ni separaciones entre párrafos, una especie de río declamado que se derrama en la mente del lector como una inundación y que desafía la concepción convencional de la sintaxis y de la construcción gramatical en la narrativa escrita. Literariamente es casi (o lo fue en su momento) un experimento extraño y original como lo podría ser una atrevida composición musical de John Cage, por decir algo.

Cuando de chaval leí esa novela que como digo no la considero una de las mejores de García Márquez, me quedó en la memoria una escena fabulosa. Es así, creo recordar.

El dictador, el patriarca, tiene una lotería nacional que mágicamente todos los años le toca a él. El sorteo se hace en la plaza presidencial con muchísimo público para que parezca justo. Hay una gran escalinata y los asistentes, es decir el pueblo, que están abajo, eligen al azar a un niño de entre la gente. El niño tiene que sacar de varios saquitos una bola de cada uno, y eso hace el número premiado de la lotería. 

Mientras suben al niño por la escalinata unos operarios le susurran al oido: “Elige la bola más fría de cada saco o mataremos a toda tu familia”. Las bolas del número presidencial se han tenido congeladas durante semanas, así que el niño cuando mete la mano en cada saco no tiene dudas y elige las correctas.

El problema según la fantasía de la novela es que esos niños no pueden devolverse a sus familias, porque como son niños uno no se puede fiar de que no cuenten lo que pasó. Así que los van recluyendo en unas mazmorras para siempre.

Un día, el patriarca llama al ministro del Ejército y le dice que coja a todos esos niños, cientos, los lleve en una barcaza cargada de dinamita hasta el centro del lago y la haga estallar para que mueran todos. Y el militar lo hace.

Entonces el patriarca lo manda condecorar por obedecer sus órdenes, pero a continuación lo manda fusilar porque dice: “Hay órdenes que se pueden dar, pero no se pueden cumplir.”

Yo creo que Feijóo no se ha leído “El otoño del patriarca”.

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