Opinión

Grillos

La agencia europea de la alimentación o algo así, no sé cómo se llama exactamente ese organismo, ha aprobado recientemente el consumo de grillos en Europa como un producto alimentario tan decente y aceptable como el pollo, el cerdo, el maíz o las espinacas.

Yo tuve muchos grillos de crío. Mis primos y yo los cazábamos buscándolos en sus madrigueras, y los hacíamos salir de allí haciéndoles cosquillas o supongo que molestándolos con una pajita. Una vez capturados los metíamos en unas pequeñas jaulas de plástico de colores y los poníamos en la cocina de casa para que alimentaran nuestra alma con sus cánticos-chirridos preciosos. Y para que entretuvieran a nuestras madres y abuelas mientras cocinaban durante la mañana, como si aquellos pequeños héroes con armadura fueran diminutos canarios negros con antenitas, o ruiseñores escondidos en un cuerpo sin plumas.

Los alimentábamos con lechuga y verduras, pero los grillos comían poco y duraban poco. Acaban muriéndose pronto, seguramente por el encierro porque ellos estaban hechos para la libertad. Nosotros éramos niños y hemos de suponer que inocentes, pero me doy cuenta ahora de que éramos también esclavistas sin escrúpulos y sin conciencia, o tal vez funcionarios, torturadores y carceleros de la Inquisición española del siglo XVI, puede que con demasiados escrúpulos, ¿quién sabe? Carceleros que encerraban y martirizaban a un inocente.

Les dábamos nada y ellos nos daban a cambio todos los días como decía un poeta ruso, creo que era Ósip Mandelshtam pero no estoy seguro: “sonatinas al piano ligeras como espárragos”.

El caso es que ya podemos comer grillos con la bendición de las autoridades alimentarias de Europa, lo cual no sé si es bueno o malo. En China y otras culturas, sobre todo de Asia, se comen grillos, saltamontes, escorpiones, arañas, serpientes, lagartijas y toda clase de bichos tranquilamente. Los chinos comen todo lo que se mueva. Claro que yo no acabo de ver cual es la diferencia entre comer un grillo o comer un pollo. De hecho y si me pusiera a pensarlo en serio debería parecerme más criminal comer un pollo o un huevo que comer un grillo. Pero no sé porqué comer un grillo me produce una especial repulsión, como comer caballo, gato, perro, canario o periquito, en cambio comer un pollo o unas espinacas no. Supongo que porque en mi infancia el grillo fue de alguna manera una mascota para mi. Y el pollo nunca fue eso.

Imagínense ustedes a una persona que tiene un acuario en su casa. Uno con pececitos de colores a los que alimenta y cuida con mimo diariamente. Un acuario precioso, yo mismo tuve uno, que solo mirarlo te relaja el espíritu. Y al mismo tiempo esa persona todas las semanas va al súper, compra merluza, rape o rodaballo, lo machaca a hachazos en la cocina y lo mete en el horno como si el horno de su casa fuera Auschwitz.

Y después va y se lo come. Es inquietante ¿no les parece?

Te puede interesar