Opinión

Isabeles

La semana pasada pusieron por la tele un doble documental sobre Isabel I e Isabel II. Supongo que con motivo del jubileo de esta última. Un bonito documental hagiográfico que me quedé a ver hasta las tres de la madrugada. El típico documental de la BBC maravillosamente hecho, los ingleses hacen esas cosas estupendamente, con un montón de comentarios muy interesantes de historiadores y expertos, pero como digo en conjunto absurda y ridículamente hagiográfico.

Si me quedé a verlo entero hasta las tantas fue porque me gusta mucho la historia en general, porque tengo un ahijado inglés, y porque la primera vez que fui a Inglaterra siendo yo un chaval de veinte años asistí entre innumerable público al paseo en carroza de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales cuando salieron recién casados de Westminster y escoltados por la Guardia Real a caballo recorrieron Londres para que los aplaudiéramos todos. Y también porque aquella misma noche asistí al macroconcierto en Hyde Park que se hizo en su honor y con su presencia, en el que actuaron entre otros Elton John y más grandes artistas que, sinceramente, en aquel momento a mí me importaban un pito. Ni siquiera sabía quiénes eran. Aunque me lo pasé bomba, eso sí.

Confieso que tengo una gran querencia por la cultura inglesa, aunque como buen español también un cierto odio latente. Una de mis novelas favoritas es “Retorno a Brideshead”, y entre mis autores de cabecera están Dickens, Joseph Conrad, Oscar Wilde y otros así. En los ochenta con la intención de mejorar mi mal inglés y siguiendo un absurdo consejo de Jorge Luis Borges incluso me dediqué a leer en voz alta Hamlet y Romeo y Julieta entre otras obras de teatro. Con las mismas me encanta el cine y la televisión que hacen los ingleses. Son fabulosos en eso.

Pero el documental era delirante. Hagiográficamente delirante. Según él Francis Drake o John Hawkins por ejemplo eran marinos y descubridores, cuando todos sabemos que solo eran piratas y traficantes de esclavos, putos delincuentes y ladrones amparados por las patentes de corso que les otorgaba la corona de Inglaterra. No eran el capitán Cook. 

Para colmo, ya pasando de Isabel I y entrando en el siglo XX, según dicho documental tan interesante Isabel II resultaba ser una chica encantadora y hábil política desde joven que hasta sin querer le daba lecciones a Churchill y viajaba por toda la Commonwealth dándole abrazos y besos a maoríes, canadienses, australianos o hindúes (supongo que no parias) con el fin de estrechar lazos con sus súbditos de todo el planeta. Una broma, claro. E históricamente una broma de bastante mal gusto que diría algún irónico personaje de Dowtown Abbey si le dejaran hacer el comentario.

Todo eso envuelto en sesudas reflexiones de historiadores y especialistas y en un trabajo de documentación visual excelente. Lo malo, o no sé si lo bueno, es que al final todo era una simple hagiografía de Isabel II.

Te puede interesar