Opinión

La chica Youtuber

Una bofetada a tiempo vale un imperio. Una bofetada a tiempo vale una vida. Una bofetada a tiempo siempre está mal. Una bofetada a tiempo nunca es educativa. 
Si buscan ustedes este tema en internet encontrarán cientos de ideas parecidas a las cuatro que cité arriba. De todo tipo.
Yo creo que esa youtuber que se ha hecho famosa con el video en el que dice que no usa mascarilla ni la va a usar, ni acepta las recomendaciones sanitarias, si hubiera recibido una buena bofetada de niña, o sea a tiempo, al menos a nosotros que tenemos que convivir con ella nos hubiera resultado mejor.
A mí nunca me pegaron. Tuve suerte. Mis padres no pegaban. Supongo que educaban de otra forma. 
Como no tengo hijos, cuando pienso en estas cosas recurro a mi perrito, Atticus. 
Sé que no tiene nada que ver, un cachorrito no es comparable a un niño. A un niño puedes explicarle algo. Por ejemplo puedes decirle: Carlos, no debes pelearte con Jaime ni tirarle del pelo a Cristina, son tus amigos. Y más o menos lo entenderá. Pero con un perro no puedes hacer eso. Si lo pillas en algo que te disgusta, solo puedes arrearle una bofetada (tienes que hacerlo en el momento eso sí), sin hacerle daño pero que le duela y perciba tu enfado con claridad. Y ¡magia! eso ya no lo vuelve a hacer nunca. Los perros son muy listos y muy receptivos.
Cuando mi Atticus era cachorrito, un día entré en casa y me extrañó que no viniera corriendo a recibirme. El hall de mi casa está abierto al salón que es grande, de unos cuarenta y cinco metros cuadrados. Me quedé paralizado e intrigado mirándolo, estaba muy entretenido junto al sofá. Cerré la puerta y me acerqué a él silenciosamente. El tipo había sacado de debajo del sofá (ahora ya no puede meterse allí por su tamaño) una canaleta de cables eléctricos y estaba royéndola con fruición. Tenía los cables plásticos de una lámpara ya abiertos con el cobre a la vista. Estaba tan emocionado mordiéndolos que ni se dio cuenta de que yo estaba a quince centímetros de él. Si yo hubiera llegado un minuto después quizás me lo hubiera encontrado electrocutado. Le pegué tal bofetada que salió corriendo como un Correcaminos bip, bip, chillando, aullando y gritando y se fue a refugiar a la cocina, lo más lejos posible de mi. Se pasó allí una hora él solo llorando. Nunca más lo volvió a hacer. Por supuesto la bofetada fue el producto repentino de mi susto. Pero fue eficaz porque ya digo, nunca volvió a hacer algo así.
Si usted tiene un niño que tiene la manía de meter los dedos en el enchufe, lo mejor es que le de una hostia (con perdón). Quiero decir que aunque no lo parezca... es lo mejor para él.
A esa chica youtuber le hubiera venido bien una bofetada a tiempo.

Te puede interesar