Opinión

Los garbanzos

Yo vivo en una comunidad de vecinos y dentro de esa comunidad algunos tienen un club. Hay varios. En concreto yo pertenezco a uno del que además soy fundador que se llama “Club Víctor”. Entonces viene el vecino del quinto A y me dice que quiere entrar en el club. Yo le digo que sin problemas, solo tiene que cumplir ciertos requisitos, pagar la cuota y listo.

¡Ah!, pero de pronto el vecino del quinto B que no pertenece al club dice que nones, que el del quinto A no puede ser socio de nuestro club. Lógicamente el del quinto A se mosquea: ¿Cómo que no? Yo puedo hacerme del club que quiera –dice. Y el del quinto B le replica: –De eso nada, chaval, tú haces lo que yo te diga.

Por supuesto pertenecer a mi club tiene ventajas e inconvenientes. Pagas menos por la comunidad, tienes descuentos en las derramas, wifi gratis, etc. Y por otro lado tienes obligaciones: si te encuentras un papel tirado en el ascensor debes recogerlo tú mismo, si ves a un delincuente rompiendo los telefonillos en el portal debes recriminárselo y llamar a la policía, cosas así... En fin, cualquiera lo entiende, se llama derechos y deberes.

El problema es que el quinto A y el quinto B tienen en sus puertas (son adyacentes) un único felpudo. Un felpudo gigante de esos recortados a la medida de las puertas y de las esquinas del descansillo. No como yo y otros vecinos que tenemos cada uno nuestro propio felpudo pequeñito. El felpudo de ellos es solo uno, común y compartido. Y eso lo complica todo, porque ambos tienen su parte de razón.

El del quinto A insiste en hacerse socio del club. El del quinto B sale al descansillo con un cutter y empieza a recortar el felpudo. El del quinto A se indigna. Esto provoca una crisis en la comunidad. Los de los otros pisos forman dos bandos: a favor de A, a favor de B.

En las reuniones de vecinos la cosa se pone caliente. Todo son recriminaciones y amenazas. Un problema. Para acabar de arreglarlo en la gresca se mete un propietario de otro edificio contiguo, que ni pertenece a nuestra comunidad ni a mi club.

Bueno, ya vale. Saliéndonos de la broma de los felpudos y volviendo al conflicto real, el de Ucrania, Rusia, y la Unión Europea con EEUU de por medio, ya saben: lo importante... son los garbanzos.

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