Opinión

Margarita tenía razón

La lógica indignación de independentistas catalanes por el espionaje de sus teléfonos, wasaps, mensajes, etc., fue al mismo tiempo absurda. ¿A qué vino indignarse tanto? 

Todos los países del mundo tienen un servicio de inteligencia. ¿Para qué? ¿Para que los funcionarios jueguen al mus y se apuesten unos amarracos por los cafés? ¿O es que tenemos un ministerio de Economía para que sus empleados se dediquen a la papiroflexia? Los servicios de inteligencia de todos los gobiernos son para lo que son. ¿No saben eso esos políticos?

A mi esa indignación me sugirió un personaje imaginario que tras veinte años un día al entrar en su casa descubre que la bandejita que había en el mueble del hall y llevaba ahí toda la vida era para dejar las llaves, y entonces por no haberlo sabido él antes se enfada con su señora, con los niños, y con el tipo que le vendió la bandejita. Pues la verdad, ese hombre o es tonto, o está de broma, o persigue algo inconfesable con esa falsa indignación.

El espionaje también a mí me pareció mal, a cualquiera nos parecería mal si nos toca o toca a nuestros amigos, familia, allegados, etc. Pero en el fondo Margarita tenía más razón que un roble. ¿O es que unos tipos que dieron un golpe de Estado, esa fue la realidad aunque el golpe solo les durara ocho segundos y fuera incruento, pensaban que eso no iba a tener consecuencias? Y vuelvo a lo mismo: ¿Para qué está el servicio de inteligencia de un país? No para rescatar gatitos de los árboles, porque para eso están los bomberos. ¿O es que esos indignados no ven películas? Los servicios de inteligencia se dedican a espiar. Ése es su trabajo. Aquí, en la CIA, en el M15, en el Mosad, y en la China.

Todo parece una broma sin sentido. Más aún cuando descubrimos gracias a ese espionaje que Puigdemont y sus amiguetes tuvieron reuniones con expertos en Rusia y otros países con el objetivo de montar un servicio de inteligencia igual al CNI, solo que catalán. Y ahora se indignan.

Yo me indigno porque mi vecino del piso de arriba fuma en el balcón, deja caer las colillas y me quema la ropa del tendedero. Al mismo tiempo yo fumo en el balcón, dejo caer las colillas y le quemo la ropa del tendedero al vecino de abajo. Pero me indigno con el de arriba. ¡Ya hace falta tener jeta! Por eso digo que Margarita tenía razón. 

Ahora resulta que no fue el CNI y no se sabe quién fue. Supongo que muchos conocerán aquella canción que lo explica todo: “Margarita tenía razón, / Margarita Rodríguez Garcés, / una chica bum, bum, bum, / del calibre 83.”.

Eso sí, Margarita a pesar de haber sido espiada también ella misma, aún sigue sin saber qué es el New Yorker. A ver si se informa un poco por fin. Tengamos esperanza.

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