Opinión

Negra, vete a tu país

En una reciente entrevista Ana Peleteiro revela que el insulto que ha recibido más a menudo en su vida es el que da título a este artículo.

Según la atleta, una persona talentosa y admirable en lo suyo y además solo hay que oirla hablar, con un sentido común fuera de lo corriente, lo que más le sorprende del insulto en cuestión es que –dice ella con toda la razón– ¡mi país es este!, nací aquí, concretamente en Ribeira (A Coruña).

La reflexión de la campeona de triple salto galardonada con unas cuantas medallas, una olímpica y varias europeas y mundiales, e incluso con el Premio Princesa de Asturias en 2013, es fabulosa porque más gallega no puede ser. 

Y cuando digo más gallega no me refiero a ella, que por supuesto lo es, sino a la reflexión en sí. Me imagino a Ana Peleteiro cuando oye o lee ese ¿insulto? pensando para sí interiormente: “Pero tí que dis, rapaz?”

Lo de “rapaz” porque ella es una persona educada. Yo utilizaría otro sustantivo que no voy a poner aquí por no ensuciarme el artículo.

Pero el mundo está lleno de idiotas, ignorantes, y también malvados y envidiosos. De esos que como no pueden saltar ni quince centímetros, odian a un ángel cuando lo ven volar elegantemente quince metros en un suspiro. Porque ellos, que no tienen alas, se autoalimentan solo de un odio y rencor absurdos pues se saben incapaces de tocar el cielo.

Por suerte en el mundo también hay ángeles como Ana, que nos hacen soñar y nos restituyen la confianza en la humanidad por mucho que esos otros (deben de ser demonios, creo yo) se empeñen en socavarla con tanto ahínco.

Además ¿a qué viene lo de “vete a tu país”? Yo no lo entiendo. Como no entendería tampoco “vete a tu provincia”, “vete a tu continente”, “vete a tu comunidad autónoma”, o “vete a tu barrio”. ¿Es que esa gente no viaja? Pues hay unas ofertas de viajes estupendas en El Corte Inglés que se pueden pagar en cómodos plazos y sirven para conocer mundo. Y si no, en último caso, también se puede recurrir al Canal Viajar de televisión. O a leer. 

Claro que me da, no sé porqué, que esos tipos de leer saben poco o nada. Dudo que tengan ni un solo libro en casa y probablemente ni siquiera tienen más de cuatro o cinco palabras repetidas en la cabeza, siempre las mismas.

Por eso Ana Peleteiro señala agudamente en la entrevista que no les presta atención ni les hace ningún caso. 

Lógico. A fin de cuentas ella es una autora difícil, una que escribe poemas en el aire, versos únicos que duran solo unos instantes y se desvanecen enseguida, como haikus dibujados en el agua de un río imposible por la mano de un maestro zen para instruir a sus discípulos.

Y entender eso, claro... no está al alcance de todo el mundo.

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