Opinión

Perros listos

Según he leído por ahí, hace un par de años la Universidad de Helsinki realizó un estudio para averiguar cuáles eran las razas de perros más inteligentes del mundo.

El caso es que en los primeros puestos estaban los border collies, cosa que todos los propietarios de perros ya sabíamos de sobra; después, los caniches (por eso los tenían siempre en los circos, son muy listos y aprenden rapidísimo), y en tercer y cuarto lugar, pastores alemanes y dóbermans, dos razas que a mí nunca me han gustado, llámenme idiota pero me recuerdan a Hitler aunque ya sé que ellos no tienen la culpa de eso.

Ya sabía yo antes de leer ese estudio que mi Atticus, un pobre chihuahua mejicano sin pedigree que pesa dos kilos ochocientos gramos y apenas levanta una cuarta del suelo, no iba a estar en esa short-list. Pero ¿y qué? Como decía la famosa canción de Alaska: ¿a quién le importa? A mí no. Y a él creo que tampoco.

A mi juicio ese estudio ignora o deja de lado algunos conocimientos básicos sobre inteligencia emocional, un concepto que nos descubrió Daniel Goleman hace tiempo, aunque él en sus estudios no lo aplicara a los cánidos. 

Vale. Puede que Atticus no sea muy listo para resolver derivadas, pero es un hacha para sacarme una sonrisa o sacársela a cualquiera. De hecho a mí me saca una sonrisa incluso sin hacer nada, simplemente mientras dormita tranquilamente en su cojín. Además, a pesar de su diminuto tamaño es un perro de guardia de primera, capaz de enfrentarse el solo, únicamente a ladridos eso sí, a cualquier cosa que le parezca una amenaza por grande que sea. Eso incluye desde un pitbull hasta el chico que me trae la compra, el butanero, o cualquier persona se supone que desconocida para él que venga a casa, incluyendo a mis amigos y amigas. 

Y ese supuesto peligro desconocido según su criterio ni siquiera tiene que entrar en casa. Basta con que llegue en el ascensor al descansillo y no sea un vecino, porque a los vecinos los controla y no les ladra. Supongo que tiene perfectamente identificados los sonidos de cada uno: cómo salen del ascensor, sus pasos, voces, y cómo abren o cierran las puertas.

Una vez vi un documental que explicaba eso, ¿por qué un perro se planta en el hall dos minutos antes de que llegue su dueño? Pues parece ser que es porque oye la llave ¡en la cerradura del portal! y distingue por el sonido que es precisamente su dueño, así que ya va al hall a recibirlo.

Por otra parte Atticus demuestra una extraordinaria inteligencia no sé si emocional, durmiendo casi todo el día y toda la noche, reservando sus energías que son muchas para cuando sale a la calle y se encuentra con sus colegas. Un truco clásico de las grandes divas de Hollywood de los años cincuenta para estar siempre guapas y estupendas: dormir un montón de horas.

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