Opinión

¿Somos estúpidos?

Una estupidez consecuencia de las elecciones de Madrid es que muchos piensan que otros muchos han votado mal, equivocadamente digámoslo así. Es alucinante porque la gente votó lo que le dio la gana, como siempre. Como hacemos todos en unas elecciones. 

Pero aquí se ha instalado en los últimos tiempos un pensamiento (sobre todo entre cierta izquierda idiota de la que reniego como de los terraplanistas o de los ultracatólicos) de que, por simplificarlo, yo tengo razón y tú no, y tú eres un tonto que no te enteras o no lees lo suficiente. Eso me asquea. Y yo soy una persona muy de izquierdas y bastante "leída". Pero me asquea.

La estupidez a la que me refería relacionada con las recientes elecciones madrileñas es que no dejo de ver analistas en la tele o donde sea intentando explicar los resultados, la impresionante victoria de Isabel Díaz Ayuso, según unas interpretaciones delirantes que a veces parecen sacadas de "Matrix" o de "La fuga de Logan".

Isabel Díaz Ayuso no es Keanu Reeves, y aunque a veces se ponga una cazadorita de cuero para vacilar y hacerse unas fotos, no le llega ni de lejos a la gabardina de Keanu Reeves en aquella película absurda, Matrix. Pero ni siquiera eso explica la animadversión de ciertos medios y comentaristas hacia ella. A fin de cuentas ella es tan tonta del bote como los demás. Sinceramente, no sé de muchos en el panorama político nacional que puedan darle lecciones. Somos el país de los tontos del bote.

La estupidez llega al punto de que criamos y educamos generaciones enteras de tontos del bote, o más bien de irresponsables sin escrúpulos, como todo ese personal que salió a celebrar el fin del estado de alarma como si aquí no pasara nada y esto fuera un fin de año cambiado de fecha. Recemos para que muchos chavales y chavalas no tengan que oir en su casa en las próximas semanas la frase "has matado a tu abuela" o "has matado a tu hermanito". Porque eso es lo que podría ocurrir.

Todos entendemos la ansiedad de los jóvenes porque todos hemos sido jóvenes. A mi me apena la situación actual de estos adolescentes que no pueden besarse, abrazarse, meterse mano... en esa edad de descubrimiento y maravilla. Quizá porque yo fui un adolescente chiflado siento esto que les ha tocado vivir a ellos con especial sensibilidad. 

Los chavales tienen que ser algo locos y desnortados, si no, no son chavales. Un proverbio del siglo XVI dice: "El que de niño es angelejo, vuélvese diablo de viejo". La frase señala por ponerlo en un lenguaje de Netflix más actual que un niño buenísimo, obediente, buen chico, un cielo, probablemente con la edad acabe convertido en un psicópata asesino. Los jóvenes tienen que ser algo gamberros.

Pero en esos botellones que hemos visto, unos cuantos políticos, Isabel Díaz Ayuso incluida, tienen mucha, mucha responsabilidad y culpa.

O sea que sí: somos estúpidos.

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