Opinión

La vida no vale nada

La vida no vale nada/ si no es para perecer/ porque otros puedan tener/ lo que uno disfruta y ama./ La vida no vale nada/ si yo me quedo sentado/ después que he visto y soñado/ que en todas partes me llaman./ La vida no vale nada si cuatro caen por minuto/ y al final por el abuso se decide la jornada.”

Ok. Es un fragmento de una canción de Pablo Milanés que muchos conocerán. Nunca fui muy fan de Pablo Milanés. De hecho siempre fui más de Silvio Rodríguez aunque vi a Pablo Milanés en concierto un par de veces y sí, también me encantaba él.

En los setenta en Madrid yo solía ir con mi pandilla a un pub que estaba debajo del Puente de Segovia. Un pub un tanto secreto y con un aire reivindicativo claramente ideológico y político de la izquierda sudamericana. Siempre había allí clientes con ponchos de colores y en ese plan. 

Se llamaba Toldería, no sé si seguirá existiendo. Tenían actuaciones. Allí tocaban grupos como Quilapayún, Inti Illimani y otros así cuando apenas eran conocidos en España. Aquel ambiente de humo, risas y flautas de pan tenía algo de prohibido. Y supongo que eso era lo que nos gustaba a mis amigos y a mí.

Una vez actuó allí un jovencito que tocaba la guitarra y cantaba él solo. Sin acompañamiento. Ni sabíamos quién era entonces. Años después rememorando aquella noche en que mi pandilla y yo nos tomábamos unas copas en el Toldería descubrí que aquel tipo pequeñajo, delgado, que cantaba y tocaba la guitarra con una furia maravillosa y unas letras que parecían escritas por un ángel era Silvio Rodríguez. Y nosotros, aunque nos enamoraron sus canciones, ignorábamos lo que significaban. Simplemente su voz nos transportaba al cielo.

La canción de Pablo Milanés con la que abrí este artículo siempre me trae a la memoria esta anécdota. Me recuerda a aquel Silvio entonces desconocido para mí y al que descubriría tiempo después. 

Porque cuando veo por la tele por ejemplo a esos chicos y chicas ucranianos dispuestos a jugarse lo que sea por su vida, sus familias, su mundo, sus aspiraciones, no puedo evitar recordar esos versos del otro, de aquel Pablo Milanés, maravilloso poeta: “La vida no vale nada/ si escucho un grito mortal/ y no es capaz de tocar/ mi corazón que se apaga./ La vida no vale nada/ si ignoro que el asesino/ corrió por otro camino/ y prepara otra celada.”

Hoy la Nueva Trova Cubana ya no está de moda. No interesa a nadie. Pero para mío, seré un antiguo sin remedio, sigue siendo más actual que nunca.

Ya saben: “Yo pisaré las calles nuevamente/ de lo que fue Santiago ensangrentada/ y en una hermosa plaza liberada/ me detendré a llorar por los ausentes”.

En fin.

Te puede interesar