Opinión

¡Viva la muerte!

Millán-Astray (este año fue el 80 aniversario de su enfrentamiento con Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca) es un tipo que nunca ha sido bien entendido en España. 

Aparte de fundar la Legión, cuando se casó ya al salir de la iglesia su señora le aclaró que ella sería casta de por vida y ahí está la clave de todo. Ni ¡viva la muerte!, ni ¡abajo la inteligencia!, ni nada. En realidad Millán-Astray no estaba bien follado y su cerebro no liberaba la suficiente oxitocina. Eso amarga a cualquiera. Como además le faltaba el brazo izquierdo también tenía dificultades, y eso que no era musulmán, para arreglárselo de otra manera. O no, que diríamos por aquí con nuestro escurridizo estilo gallego. Quién sabe... también Millán-Astray era gallego.

Óscar Wilde apuntó una vez que solo quienes tienen algún defecto físico pueden alcanzar las mas altas cimas del placer. Quizá sea cierto. Millán-Astray no solo tenía el único brazo que le quedaba hecho polvo, sino también media pierna, un ojo, la columna y otras cosas más. 

Vale, no nos desviemos del tema, el tema es que Millán-Astray como tantos yihadistas de hoy, era una piltrafa humana, mental y personal. La frase ¡viva la muerte! que lo hizo famoso, es significativa por estúpida. Una frase nada rara de todas formas en un tipo al que la vida que había tenido y lo que le quedaba de ella era un perfecto asco y un completo fiasco. Si bien todos conocemos a personas que tienen unas escasas o improbables posibilidades de vida y a pesar de eso se comportan como ángeles caídos del cielo, Millán-Astray no era así, Millán-Astray era un demonio. 

Como él era un inválido total y no me refiero a sus heridas de guerra sino a lo que mencioné en el segundo párrafo, quería que todos fueran inválidos como él. Ese era el mundo con el que soñaba.

En los últimos años de su impresentable vida Millán-Astray se separó de su casta señora y se fue a vivir alegremente a Lisboa con una jovencita por cierto prima o sobrina, no sé, de Ortega y Gasset.

Según he leído en la Wikipedia para mi sorpresa Millán-Astray era un apasionado del Bushido, el código samurai japonés que hasta tradujo al español él mismo. Ignoro que conocimientos de japonés podría tener, seguramente ninguno pero la Wiki es así. O sea que era un poco como Mishima, otro imbécil de campeonato. Pero Mishima tenía un valioso encanto poético y escribía genial, Millán-Astray ni eso.

El caso es que lo del suceso del 36 sigue teniendo hoy el mismo valor que entonces: "venceréis, pero no convenceréis". Por estos lares aun hay mucho Millán-Astray suelto y no me refiero a radicales o terroristas sino a tantos cachorros de Franco, José Antonio y otros personajes parecidos que se escudan en nuestros superdemocráticos partidos políticos y no solo en los de derechas, ojo. 

Aquí hay de todo, como en botica.

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