Opinión

Volverán banderas victoriosas

El lío que le han montado a Pablo Casado por haber ido a una misa en la que se homenajeó a Francisco Franco no me parece bien. En todo caso a mí lo que me podría parecer mal es que Pablo Casado haya ido a misa.

El problema no es Pablo Casado que puede ir a una misa católica, a una orgía tipo “Eyes Wide Shut” la peor película de Stanley Kubrick, a una misa yoruba, o a una de esas de espirituales negros de Harlem a las que suelen ir los turistas españoles en Nueva York porque creen que eso es muy típico.

En realidad a mÍ me parece bien que la gente vaya a misa. Que haga lo que quiera. El problema aquí es esa misa en concreto. El problema es el cura de esa iglesia de Granada, la Conferencia Episcopal y hasta el papa de Roma.

La excusa aducida por Pablo Casado, muy buena, es que no sabía de qué trataba la cosa y él solo fue allí a cumplir con sus obligaciones religiosas, y esa iglesia le quedaba cerca. Correcto, la explicación resultaría aceptable si no fuera porque delante del altar había un par de coronas en honor a Franco, y tanto a la entrada como a la salida de misa una caterva de individuos cantaban el “Cara al Sol” y “Volverán Banderas Victoriosas”.

No se si se fijan ustedes pero dejando aparte sus emblemas que ya son significativos por sí mismos, esos tipos no cantaban “Juntos como hermanos, miembros de una Iglesia”, ni “¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!”, dos famosas canciones de iglesia compuestas por un reconocido pederasta, por cierto.

Por eso no me interesa Pablo Casado, un figurante a fin de cuentas en esta historia, sino el cura y la Iglesia. Esos son el problema.

Y la excusa aducida por la Iglesia es tan buena como la del señor Casado. La típica excusa de escurrir el bulto. Básicamente dice así: Nos pidieron que hicieramos una mención y preces por una persona y lo hicimos (esto se hace cobrando, por supuesto), como lo hacemos ­–dicen ellos– con cualquier otra persona que nos pidan.

O sea por ejemplo y por aclararnos un poco: si se lo piden lo harían con Hitler, Stalin, Mao, Lenin, Pol Pot, Pinochet, Pilatos, Nerón, Torquemada... ¿Qué más da? El nombre lo anotan en la lista, cobran y rezan una oración por él en la misa. ¡Qué bonito! Dicho así suena muy bien: rezamos por las almas de todos –afirman esos buenos religiosos.

Sin embargo algunas almas les valen, pero otras no. Las de José Antonio y Franco estuvieron cuarenta años grabadas con letras de bronce en las fachadas de todas las iglesias de España. Y esas valían. Y hoy parece que la cosa... sigue sin cambiar.

En realidad Pablo Casado no tiene nada que ver con el tema de fondo. El tema de fondo atañe solo a la Iglesia.

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