Opinión

Vuelve al club, nena

Tanto hablar de corrupción política cansa. Hablemos de otro tema ¿distinto?, la prostitución. Parece ser que en España se va a prohibir la prostitución en los lugares públicos. Algunas ciudades ya lo están haciendo. Los lugares privados, lujosas mansiones de Marbella donde se da la prostitución de altura, van a seguir igual.


Ignoro la utilidad de semejante medida que solo va a causar contratiempos a las sufridas profesionales de ese vapuleado sector y a los usuarios, en su mayoría rectos contribuyentes y honrados padres de familia.


Se supone que con medidas así la administración persigue algún beneficio social o económico, pero este no parece ser el caso. Las profesionales lo tendrán más difícil y los clientes también. Eso sí, los tratantes de blancas, negras o de otros colores lo tendrán tan fácil como siempre.


La prostitución es un tema delicado en el que se mezclan cuestiones ideológicas, laborales, religiosas y culturales difíciles de conjugar. ¿Por qué alguien puede maltratar su físico toda la vida cobrando un sueldo por ello -un minero por ejemplo- y no nos parece mal? ¿Y por qué si alguien se gana la vida con algo menos perjudicial para su salud en la cama, ya no nos parece tan bien? Yo nunca lo he entendido. Admitimos que un maestro venda sus conocimientos, su mente, pero no que alguien venda su cuerpo. Unos venden su trabajo, otros un riñón y otros su talento o su belleza –el mundo del arte y la moda están llenos de casos–. ¿Es más ético cobrar por enseñar a leer que por proporcionar placer físico unos minutos? Olvídense del sexo, piensen en un inocente masaje de espalda. Debería ser al revés ¿no? Pero los médicos cobran por curar y a nadie le parece mal.


Prohibir la prostitución es puro cinismo político y una necedad. Si esas chicas no pueden ponerse en short a las salidas de las autopistas encontrarán otro sitio. Lo han hecho siempre. Lo que hay que prohibir y perseguir es la explotación y el tráfico de personas. El propietario de La Carioca de Lugo nos lo dejó claro hace unas semanas, diciéndole por teléfono a una de sus chicas, enferma en Urgencias: "Vuelve al club nena, o pago 500 euros para que te rompan las piernas".


Nuestras carreteras están llenas de ¿clubs? como ese, con las ventanas enrejadas hasta el quinto piso. ¿Ponen los propietarios esas rejas para que no entren mosquitos? Los mosquitos de aquí no son tan grandes. ¿Dónde están las autoridades? ¿No lo ven? ¿O solo van por las carreteras de noche y no lo ven? Empiezo a pensar lo peor. Me estoy acordando de aquella famosa pintada de Buenos Aires durante el corralito... pero no la voy a poner aquí.


Que dejen en paz a las putas y persigan a quienes hay que perseguir. A los que mediante la violencia y la extorsión se enriquecen con la esclavitud en pleno siglo XXI, delante de nuestras narices.

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