Opinión

Acrofobia financiera

Por acrofobia, término que proviene del griego y cuyo origen etimológico nos remite a las palabras akra (altura) y fobia (miedo), se entiende el miedo irracional a las alturas. Asomarse al borde de un precipicio, a un ascensor panorámico, a un balcón o a una simple ventana son ejemplos en los que se pone de manifiesto este trastorno que afecta a millones de personas, y que algunos especialistas asocian a algún tipo de trauma mental sufrido en edad temprana.

Ahora bien, el pánico a la presencia de un desnivel, o a llegar incluso a caerse, no es exclusivo de la altura física. En los parqués bursátiles también existen ciertos niveles frente a los cuales se desarrollan respuestas emocionales igual de excesivas y exageradas. Como la observada ayer en el principal índice de la Bolsa española, con tres de sus motores (Telefónica, Santander y Repsol) a punto de superar resistencias estructurales; a escasos 40 puntos de alcanzar el máximo de los tres últimos años; y a sólo un 3,5% de su máximo histórico si a las cotizaciones sumamos las distintas fórmulas de retribución al accionista: dividendos, primas de asistencia a juntas o devoluciones de primas de emisión de acciones, entre otras. Poco importó, en ese momento, constatar que ya no hay, en el selectivo, ninguna compañía en pérdidas, tras completar la ronda de resultados correspondiente al primer trimestre de 2014; que -aunque tímido- el crecimiento español lidera, junto con el alemán, el avance de la zona euro; que la inflación guarda cierta distancia respecto al temido entorno inflacionario; o que Mario Draghi haya comenzado a tejer la red que -llegado el caso- evite el golpe. Un simple rumor en Grecia, más tarde desmentido, bastó para hacer saltar todas las alarmas. Como el resto de bolsas periféricas, también la española se desplomó; la prima de riesgo subió un 16% y la rentabilidad del bono a 10 años rebasó, de nuevo, el 3%.

Conviene saber que, según un estudio realizado por Hoffman, Lehman y Barlow en 1997, padecer una fobia específica predispone a padecer más. Que Grecia, pretexto para la última corrección, sufre desde hacen tiempo una aguda claustrofobia que manifestará, con toda probabilidad, en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Y que es previsible que no sea el único país

Te puede interesar