Opinión

Corbacho tiene un plan

Corbacho tienen un plan. Un plan de pensiones, se entiende. Privado, además, y complementario del público, cuyo futuro trata de garantizar con su trabajo al frente del Ministerio de igual nombre. Y no es ésta una empresa menor por al menos, dos motivos. Pensemos, en primer lugar, que el gasto público en pensiones representa en nuestro país alrededor del 12 por ciento del PIB; porcentaje que, para entendernos, se asemeja al déficit público oficialmente reconocido. Y pensemos, en segundo término, que se instrumenta a través de un esquema piramidal por todos aceptado, que se cobija bajo un manto de legalidad y, en cierta medida, de coacción.


Las legislaciones mercantil y penal prohíben las ventas piramidales, por considerarlas estafa. Amparan, sin embargo, esquemas similares dentro de la esfera de lo público, donde un modus operandi análogo alcanza rango de conquista social. A nadie escapa que el sistema público de pensiones denominado “de reparto” responde -a grandes rasgos y con pocas excepciones internacionales- a un proceso de solidaridad intergeneracional en el que las ganancias (pensiones) de los padres proceden en cada momento de las aportaciones (cotizaciones) de los hijos, bajo el convencimiento de que -cuando proceda- será posible trasladar a los nietos la misma responsabilidad. Una pirámide de funcionamiento -eso sí- conocido y, por tanto, transparente en la que, a diferencia de los esquemas de tipo Ponzi, la Administración no promete jugosos intereses. Como tampoco se compromete a devolver lo aportado.


Este esquema, sostenible en ausencia de fluctuaciones inesperadas en la evolución del empleo y la distribución de la población, se ha visto interrumpido como consecuencia de la severidad de una crisis que pone de manifiesto una ecuación infalible: vivimos más, trabajamos menos y lo hacemos durante menos tiempo. Lo que reduce, en consecuencia, las aportaciones de la base al tiempo que se intensifican, en la cúspide, las exigencias de pago. Cualquier solución pasa por incrementar los ingresos o reducir los gastos de la Seguridad Social. Por lo que nos esperan medidas impopulares, políticamente incorrectas. Medidas en tiempo de crisis y eterna precampaña electoral. Medidas para un Pacto de Estado que trascienden el plan de Corbacho.

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