Según los datos oficiales, de las aproximadamente 844.000 peticiones de ayuda PAC, nada menos que el 40% tienen más de 65 años que reciben el 30% de los fondos
Existe una idea lógica de que los profesionales del campo, y yo diría con un plus para quienes además viven en el medio rural, sean los perceptores principales de las ayudas comunitarias, sin razones para que se hallen excluidos de las mismas los ganaderos de pollos, de porcino, de conejos y una gran pare de los viti- cultores o productores de frutas y hortalizas.
Los jubilados, tienen derecho a seguir en la actividad en las condiciones de ingresos que marcan las normativas en vigor y, en consecuencia, de mantener los cobros de ayudas
En unos casos, por falta de relevo, son imprescindibles para mantener la vida en el medio rural y el laboreo de territorios que estarían abandonados. En otros, juegan un papel de tapón para el acceso a la actividad de los jóvenes.
El cobro de ayudas para este colectivo, con unas pensiones en el campo bajo mínimos, no es una ayuda graciosa, sino una compensación a las baja- das de los precios impuestas en su día por Bruselas.
En conclusión, no hay una salida fácil y justa a este escenario. Por eso nadie lo ha abordado.
