A medida que se acercan las próximas elecciones generales se van intensificando las encuestas sobre los posibles resultados donde la principal conclusión es que no habrá un partido ganador por mayoría absoluta y que se impondrá una política de pactos, al menos, entre dos formaciones políticas.
En el sector agrario y el mundo rural, con la política bajo la sombrilla Bruselas macada en la última reforma, con uno u otro gobierno, la realidad es que las posibilidades de fuertes cambios son muy limitadas, aunque sí existe la posibilidad de definir prioridades en las líneas de actuación.
Al margen de quién pueda ocupar mañana la responsabilidad en el Ministerio de Agricultura, en beneficio del sector, es importante la continuidad de los equipos técnicos. Es algo que entendieron perfectamente tanto Miguel Arias Cañete como Isabel García Tejerina, sin tener en cuenta que una parte importante de ese equipo hubiera desempeñado cargos con la Administración socialista donde Rosa Aguilar solo se dedicó desmantelar el equipo anterior de otra ministra del PSOE, para poner a personas sin los necesarios conocimientos de Izquierda Unida o marginar a los cargos socialistas.
Hay un alto grado de coincidencia en el sector de que el actual equipo de Agricultura, con o sin la actual ministra, es uno de los más serios habidos en el departamento en mucho tiempo. Un cambio en la cabeza, no debería suponer su desmantelamiento.
