Opinión

Apuntes desordenados

Me pongo delante del ordenador un poco a regañadientes; tengo que ir apuntando aquellas ideas que me puedan servir de base para el próximo artículo de opinión. Vale en principio cualquier cosa: política, economía, sociedad, deportes, sucesos… Lo que sea con tal de captar la atención del respetable. Surge entonces la primera duda: ¿me lío a hablar de mi ciudad, o será mejor centrarse en algo de ámbito nacional? ¡Ah, mi ciudad, cuánto te quiero! Este Ourense viejo y hermoso anda estos días un poco atribulado, con las gentes discutiendo por un no sé qué de la ACB. Anoto este tema por si acaso se me ocurre algo. Y subrayo en rojo el deber de averiguar desde cuándo los responsables del club conocen la necesidad de reunir ese dinero. Me dicen las malas lenguas que desde hace un año, pero yo no me lo creo. Bueno, queda anotado. ¿Qué más? Ah, sí, lo de las fiestas… Pues resulta que este año no hay barracas en la ciudad; remarco en negrita para no olvidarme: «Preguntar en la Concejalía de turno qué narices ha pasado»; y cómo es posible que se haya llegado así a una semana vista del comienzo de las fiestas sin ese acuerdo cerrado con los feriantes, que han salido por patas. ¡Anda que no criticaron otros años a esta Concejalía! Ahora parece que una bebe su propio veneno. Conclusión provisional: Ineptitud, con el beneficio, claro, de la buena fe. Pero ineptitud al fin y al cabo. 

Bien, parece que la ciudad va dando juego. Y se me ocurre la última: bla, bla, bla con el termalismo, y me topo con que el único camping de la ciudad (Untes) al que pueden acudir los visitantes que desean disfrutar de una acampada en el entorno de las termas, está cerrado, abandonado y «a monte». Situación que se prolonga desde hace más de seis meses. Imagino las posibles causas: dejadez institucional, negligencia, ¿intereses espurios? Anoto: preguntar al alcalde. Y a la Xunta de Galicia, que de lo que ahí pasa debería saber algo, no en vano ejercía (¿o no?) Protectorado.

El cupo local ya lo tengo cubierto. Busco ahora algo supramunicipal. ¿Ourense provincia? Puede ser… Voy anotando en su debe: desertización, despoblación, discriminación, pensiones míseras, minifundismo y sentido caciquil de la tierra. En el haber sus muchas potencialidades: pizarra, vino, textil, patrimonio, agricultura, ganadería, paisaje, aguas medicinales «milagreiras». ¡Dónde podíamos estar y qué poco hemos caminado! Y, de verdad, nadie mejor que los de la propia tierra para saberlo.

Vamos subiendo escalones. Toca Autonomía. En otoño hay elecciones a la Xunta de Galicia, que es una ¿Comunidad Autónoma? ¿Nacionalidad? ¿País? ¿Pueblo con derecho a la autodeterminación? Pues, como diría el otro, asegún... Todo depende del personal al que me dirija. Y es que la política (y la oratoria) se ha vuelto camaleónica: cambiamos el color de la piel según quién sea el enemigo a batir y la cercanía de la contienda electoral. De esto se ve mucho hoy en día. Anoto: las elecciones de 26 de junio marcarán las estrategias para las elecciones a la Xunta. Perogrullada, ya lo sé, pero estas son solo notas provisionales.

Acabo: Si ya teníamos la oda a la cebolla de Neruda, y también las nanas de la cebolla de Miguel Hernández, en breve estarán en las librerías las coplas de la alcachofa de Rajoy, quien en mitad de una finca navarra de esta hortaliza, entró en trance, se emocionó, y tocado por las musas divinas, compuso el verso más hermoso de la historia, que recitó más tarde ante un auditorio de vacas entusiasmadas: «España es una gran nación porque tenemos algo muy importante: españoles». Conmovedor. Insuperable. Sublime.

Nota final: confío en que de todo este batiburrillo salga, un día de estos, algún artículo decente.

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