Opinión

(Putas) Vidas putas

No es lo mismo; aunque a simple vista (o lectura), pueda parecerlo, sigue sin ser lo mismo, lo que constatamos a poco que nos afanemos en la reflexión. No es lo mismo cobrar sobresueldos que sueldos en sobres. Los primeros pueden ser sueldos dobles, triples o cuádruples, uno encima del otro, de procedencia legal, aunque de dudosa ética en los aciagos tiempos que corren, más para unos que para otros; los segundos, la pasta recibida en mano y dentro de un sobre, en sí mismo nada indica, y puede ser la justa contrapartida por el trabajo realizado durante el mes de marras; aunque es verdad que en la era de las tecnologías y del uso masivo de internet para todo tipo de transacciones comerciales, y en una época en la que hasta los más macacos de la casa tienen cuentas corrientes abiertas y las grandes compañías de servicios básicos te exigen la domiciliación de sus recibos, que el patrón te llame a su despacho para darte el salario metido en un sobre, en lugar de recibirlo por transferencia bancaria, resulta anacrónico, raro y algo sospechoso. Todo es posible, pero no me digan que el sueldo percibido en sobre cerrado no tiene un tufillo a cartilla de racionamiento, más propio de la postguerra. Y aun con todo, es cierto que, al final, puede haber sueldos recibidos en sobres lícitos y bien merecidos, y sobresueldos ingresados en cuentas pomposas que son indecentes por venir de quien viene, y por ir a donde van.

Claro que hay muchas más aparentes identidades que a la postre no lo son: no es lo mismo una puta vida que una vida muy puta. “En mi puta vida” enfatiza y redunda en la rotundidad de lo afirmado, mejor dicho, de lo negado. Quien usa esa expresión no se queja de la vida perra que le pueda haber tocado en la ruleta de la fortuna, sino que quiere abarcar de modo absoluto todos sus años para negar que durante ellos hubiese pasado algo. “En mi puta vida he cometido desliz alguno”, dirá el que se vanagloria de llevar una trayectoria sin mota alguna; o “en mi puta vida he recibido sobre alguno”, dirá el alto cargo ante las acusaciones y noticias periodísticas que lo acusan de haber percibido a la vez varios emolumentos hasta acaparar cifras millonarias, precisamente en los años en que la peña lo empezaba a pasar jodidamente mal. Mas aunque así de contundente se manifestara la ministra, a algunos, malpensados, aún les quedó la duda de si lo que se negaba era la acumulación de sueldos, o la procedencia ilícita de los mismos, pues, repito, no es lo mismo el sueldo negro que los sobres blancos, aunque el dinero que llevan dentro te pueda ensuciar.

¡Ay, pero qué distinto es tener que llevar una vida muy puta, a lo largo de toda la puta vida!; de esto saben mucho, por desgracia, los que nada reciben en sobres ni a través de cuentas corrientes; o los pobres que portan a cuestas sus escasos víveres que caben en un hatillo y que llevan de la mano a los hijos que pasaron a engordar la estadísticas de la pobreza vergonzante; o los jubilados que tuvieron que deslomarse durante toda su puta vida para apenas sobrevivir en los años putos, y ahora tienen que escuchar a los de arriba decir que sus puñeteras pensiones y sus medicamentos subvencionados se hacen insostenibles. Estos, de verdad, van a tener muy difícil poder cambiar a lo largo de toda su puta vida la vida tan puta que llevan.

Mientras las Sorayas de uno y otro bando se enzarzan en discusiones acerca de sobres, sueldos y sobresueldos que una y otra pudieron haber recibido a lo largo de su puta vida, otros, desgraciados, que un día le dieron el apoyo a uno u otro bando, se esfuerzan ahora por no desesperarse al tener que sobrevivir a la vida muy puta que se les vino encima.

No, no es lo mismo la puta vida que la vida muy puta. Ni por asomo.

Te puede interesar