Opinión

Arte en el campus: Conde y O.F.33

Es la sinceridad un valor de verdad, y el ejercicio de su praxis nos define. Ramón Conde escribe en su exposición ‘Los dilemas del sujeto’ (en Alterarte, de la UVigo, que dirige X.M. Buxán: Proyecto Estado Crítico), y nos narra una historia: ‘Un home se mira en un espejo y no se gusta/ se recuerda años atrás/, la vida es un proceso/, pero el proceso siguió su curso/, esto será a lo que llegará/ decidió ponerle remedio (se tomó el pulso)’. En español se lee, y así habló asimismo el artista en la presentación, en la que estuvo sólo, ante el público, y sus seis obras, enmarcadas en aquellos títulos, momentos secuenciales de una idea con su punto de ironía, que destila desde un elaborado decir, un lenguaje propio en el que fluye, sin instalarse, en los últimos años.

Con sus calvos, caracterización que exhibe el propio Ramón, de cuerpos desnudos, obesos y sexuados, marca un territorio de un mundo desde las miradas, gestos y tonos de piel, explicita su reflexión. Las masculinas figuras, rasuradas y sin vellos, se hunden en los pedestales hasta los muslos o cintura, y salvo la segunda pieza, todas tienen ante sí un marco a modo de espejo transparente para mirarse mirándonos, y al mirarlos vernos... Su mensaje, que interpela al espectador desde la ausencia textil, permite al escultor explicar un sentir, o experiencia vital, utilizando registros de vida, momentos secuenciales desde la apariencia, o superficie, ese mundo dónde el hedonismo físico es el eje de un proceder, la esencia desde la apariencia, quizás también algo más...

DURÁN Y TOMASI

Fuera, en el Campus, están las exposiciones del Outono Fotográfico 33: una rodea el edificio de hierro de las Facultades de la Universidad, en el nivel de los soportales ‘Las vidas del agua’, de Juan Carlos Tomasi. Colocada en la pared exterior de cristal, que se transforma en galería pública de arte, muestra las condiciones de Níger, país africano con ralas lluvias que limitan la vida de sus gentes, y que llega de la mano de Médicos sin Fronteras y la Fundación ‘We Are Water’. La solidaria expresión del Campus del Agua y su adecuación conceptual, que se extiende al estanque, en un alarde de ingeniosidad.

Aquí, sobre el agua, en soportes cuadrados mecidos por el viento y el plácido deslizarse de un ánade real macho de verde cabeza, Cristina Durán muestra una serie de imágenes de sillas frente a las gradas-escalinata en una muestra que titula ‘Sinestesia’. Flotan como las hojas, sólidas ambas, o como las nubes y el reflejo de las ramas, cambiantes formas, efímeras ya, según la luz del día... Como la lluvia, que ha vuelto, envuelta en frío, hojas en el espejo del agua. Con Novoneyra, recordamos, ‘Caen as follas.../ sinto unha cousa/ que se apousa en min e non me toca. / E chove pra que eu soñe, pra que eu soñe, / fala a tarde baixiño’. Fotos que son cuadros, que caen como hojas en el estanque de noviembre.
 

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