Opinión

Ocaña y Alexandro, embajadores de Ourense

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photo_camera Ocaña Martínez ante el gran Mantelius y Torvosaurus.

Una mirada hacia el exterior queremos hacer en esta columna de arte, que nos traslade más allá del Padornelo, hacia Madrid, y del Alto de Santo Domingo, en dirección a Santiago, en pos de dos artistas grandes que hacen sendas muestras monumentales. Desde el arte que hace vibrar y sentir, caminos de ida y vuelta con Ourense al fondo.

‘Crucifixiones’ de Alexandro

En Compostela están, en el gran edificio monasterial benedictino de San Martiño Pinario, a la vera de la catedral. Desde su personalidad, el título de la exposición quiere acercarnos su visión del tema religioso del crucificado por excelencia, en nuestra cultura de esencia cristiano-romana, Jesús. Que nos aproximemos al misterio de este tema de esencia, desde más de medio centenar de propuestas desde diez grandes pinturas, técnica mixta sobre tela o cartón, e innumerables dibujos abocetados sobre papel -entre la concreción y la espontaneidad-, es mérito suyo, y proponer que nos pongamos en camino hacia Santiago un plus añadido. Desde el dolor, transforma el icono religioso en un vuelo, triunfo o camino de expiación. Que sea personal y trascienda a las entretelas de cada cual es labor exploratoria de su arte. Alexandro despega desde su colectiva tripartita con Lamazares y Souto (Ourense y Madrid), ‘Sólido, liquido, gaseoso’ en la sala de la Universidad de Santiago, o Comarea, en Ourense.

Ars Naturale de Ocaña Martínez

En Madrid, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, despliega el artista gallego ourensano una magna muestra, de sus saberes, escultura y pintura de profundo contenido, para realzar los actos conmemorativos del 240 aniversario de la apertura al público del Real Gabinete de Historia Natural. El proyecto largamente acariciado desde 1992, reactivado en un nuevo concepto expositivo compuesto por un centenar de creaciones, pinturas, esculturas, dibujos, proyecciones, infopinturas, expuestas tanto en el interior del MNCN como en su entorno, los jardines del bosquecillo de la Castellana.

Es una inédita interacción entre las obras y una selección de motivos de las valiosas colecciones conservadas (insectos, moluscos, peces, anfibios, reptiles, aves, peces, mamíferos, geología, paleontología y evolución humana). Para ello ha escogido una serie de obras suyas, desde 1966, y otras creadas para el evento. El desarrollo de la idea es de recorrido, en su más amplio sentido, por el diálogo personal propuesto, de alto nivel intelectual, un juego estético entre mundos dispares, animando al espectador a su participación, con Elina Vasileva Nikolova de comisaria. Es una muestra esta de Ocaña Martínez, que culmina una trayectoria profesional y plástica. Por ello el minucioso catálogo iconográfico que acompañan textos relevantes, de conservadores museográficos, y el catedrático Cruz Valdovinos.

La estela de las exposiciones se mantiene desde ellos: el de Alexandro de Teófilo Edic., con la Diputación de Ourense y la Xunta detrás; el de Ocaña del CSIC, MNCN y Ministerio de Economía, obra esta de biblioteca. Aquí están los Mantelius que admiramos en el antiguo Simeón, estudiados ahora por el matemático Margalef; y también el video anamórfico de Rudesindus, realizado para Celanova...

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