Opinión

Santeiro camina

Es Santeiro hombre de numerosos viajes, un artista formado en la Escuela superior de restauración de arte de Pontevedra, fuente de su quehacer profesional e inspiración constante en su plástica. Atrás quedan estos años que señalamos a título de términus ante quem, o inventario contrastado. Lo aprendido con Manuel Vidal en el haber, y su desarrollo temático y técnico, desde las diversas exposiciones importantes a partir de 2001. Todo ello se refleja en las dos plantas inferiores del Museo Municipal: en la superior hay una selección de la obra anterior, y a la entrada la más reciente. Así se configura para el artista ‘metamorfose’ (sic), en la que se puede ver ya camino recorrido, principalmente en la concepción temática, y compositiva. Es su obra figurativa, con pincel y espátula, realizada con procesos tradicionales, desde el cuidado minucioso del oficio y la mirada, palabras de Antón Castro que contrapone al abuso del objeto y de la instalación. Una forma de narcisismo para nosotros, un intrusismo en ámbitos teatrales, que es arte en el tiempo.

El artista en el último lustro está empeñado en dar con la representación tonal de la obra pictórica con afán de verosimilitud escultórica. En su caminar de ahora, busca acercarse desde la alquimia de colores, a espátula y pincel, a esa sensación de vida que emanaba de las estatuas clásicas, expresión del misterio inefable. Sintiéndose en posesión de los instrumentos transformadores ahonda desde el trampantojo para conseguir una expresión que sea vida, mas, enfrente, conscientemente, coloca formas humanas a las que modifica sus apariencia buscando el puente entre ambas, territorio intermedio dónde se suele ubicar a la virtud (con un aroma horaciano en el aire), y cuando lo consigue emociona. Los motivos seleccionados en la épocas helenística, romana o barroca son utilizados al servicio de una idea, como contraste con el tiempo presente. Como la de la protesta por el abandono de las artes clásicas, portada del catálogo. Mientras, renueva la naturaleza muerta con composiciones de gran empeño, aunque a veces parezcan romperse en dos, por tensiones aún no resueltas.

Entremos en su jardín de Bomarzo, mas no busquemos allí variaciones de un canon, antes bien sigamos la Búsqueda apasionada de un artista desde su primera muestra individual, hace casi tres lustros, persiguiendo una verdad, en la que vive. Quizás, un día, pueda acabar como Ovidio su Metamorfosis con el ‘vivam’, que aún resuena. Santeiro, como el poeta, baja cual Prometeo con algo del calor de los dioses, y nos acerca con su fuego a la Belleza. Parece pues prudente acercarnos a sus cuadros para una exposición, y aunque leas, amable lector, estas líneas a la salida, si tras su lectura vuelves a ella verás la transformación, mas no en la obra: en ti. Pues el artista está, digámoslo así, en ‘el después’, preguntándose, con Salvatore Quasimodo, ‘¿Mañana cuál será mi poema/oh mujer nacida de mi místico sueño?’ para decir luego ‘Ti fermeró nel più soave dístico,/marmo intatto con mano che non trema’. O no, que Santeiro además de gallego es pintor...

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