Opinión

Adiós al cura del "milagro" Zara

Los analistas y las escuelas de negocios se equivocaron al preguntarse cómo es posible que Inditex naciese en A Coruña, en la esquina de la esquina, y continuase creciendo hasta convertirse en un fenómeno planetario. Llegarían antes a una conclusión acertada si hubiesen volteado la pregunta: ¿Sería posible Inditex en otra parte? Y no sólo Inditex, sino otras firmas que abrieron mercado esos años como Adolfo Domíguez, Sociedad Textil Lonia, Roberto Verino, Florentino, Unicem, Caramelo, Antonio Pernas, Vicente Romeu... o antes Regojo, que en 1965 vendió dos millones de camisas con el diseño de Dalí.

La historia de todos se asemeja aunque el resultado final no sea el mismo. Antiguos dependientes de comercio o hijos de sastre crean empresa y se aventuran en el mundo de la moda como habían hecho los italianos para dejar a París sin la exclusividad de la elegancia. Gracias a talleres y cooperativas que brotan en municipios pequeños como Arteixo, San Cibrao das Viñas, Lalín, Verín, Vimianzo, Boqueixón y un largo etcétera afianzan la empresa y con la rentabilidad  conseguida al saltar al extranjero disparan la facturación. El éxito no sería posible sin la buena mano de las costureras gallegas, sobre todo las de sectores más desfavorecidos como el rural y el mar, que cuando menos sabían echar un remiendo y ayudaban a la economía familiar con las costura.

Volvamos a Inditex. Un empresario hábil como Amancio Ortega supo ver que en la puerta de casa tenía mano de obra a precio competitivo para arrancar. Un siervo de Dios también echó una mano para solucionar el quebradero de recorrer las aldeas para dejar patrones y recoger las prendas confeccionadas en una población tan dispersa como la gallega. El padre Jorge López Neira (Boquiexón, 1935), de la orden de los pasionistas y párroco de Santa Gema, barrio obrero de las afueras de A Coruña, comenzó en 1983 a colaborar con Ortega montando 120 cooperativas hasta llegar a 30.000 cooperativistas en 1992. “Incluso hicimos tallares donde había chicos que eran albañiles”, comentó el padre Jorge cuando el chófer de anécdotas lo entrevistó en 2001 para el libro “Amancio Ortega. De cero a Zara” escrito a cuatro mano con Jesús Salgado. El cura del “milagro” Zara falleció el 10 de abril en Bilbao.

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