Opinión

Allegados del mundo

A 20 días de que por estos pagos humeen las ollas de coliflor con bacalao como mandaba la vigilia de Nochebuena y los percebes, si hay buena mar y mejor cartera, adornen las mesas en fiesta, el personal asiste con perplejidad a elevadas disquisiciones semánticas sobre la unidad lingüística allegado o allegada para calcular las raciones. 

La peña está tan desconcertada como los políticos y expertos que recomiendan una cosa en Berlín y otra en Verín, algo distinto en Londres y algo diferente en París, que se parece en el fondo pero no es igual a lo que se aconseja en Madrid, Barcelona o Santiago en el plausible intento de que la resaca por la pandemia de covid-19 no se pase en un tanatorio. Si no fuese por la masacre generacional que se produce a diario y por el ahogo económico que están sufriendo sectores como la hostelería, parecería un "sketch" de fin de año.  

Con lo fácil que hubiese sido decir "allegados del mundo, no hagan el cafre" porque las funerarias han tenido un año fabuloso y también necesitan un descanso como los sanitarios. En el Consejo Interterritorial al que asisten representantes de todas las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad se decidió que en las cenas y comidas de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo podrán sentarse a la mesa 10 personas, salvo que se trate de convivientes, y el plato de los niños cuenta como el de un adulto. El toque de queda sonará a las 01,30 horas de la madrugada para evitar la tentación de darse un garbeo por los pisos de los colegas, porque se presupone que entran en la categoría de los 10 allegados que podrán compartir mesa. También se permitirán los desplazamientos por todo el Estado para juntarse con familiares, suegros, cuñados y allegados. 

El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, sigue apostando por un modelo más conservador, restringiendo la celebración a dos unidades de convivencia como en el Reino Unido, aunque allí son tres, sin necesidad de contar comensales más que para encargar el bacalao y los percebes. No es aconsejable cerrar planes porque todo puede cambiar, pero lo que casi es seguro es que el personal hará lo que le venga en gana sin que cante demasiado. Sucede cuando hay más normativa que sentido común.

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