Opinión

Ana Pontón y la campanada

Los partidos políticos necesitan referentes que indiquen el camino a seguir aunque sea a ciegas. El PPdeG lo encontró en la versión constitucional y el galeguismo de queimada de Fraga y después en Núñez Feijóo. El PSdeG no tuvo nunca una figura indiscutible como lo fue Beiras en el BNG. Ni siquiera González Laxe o Pérez Touriño por palmar las elecciones desde la presidencia de la Xunta, como le sucedió al “vice” nacionalista Anxo Quintana.

La operación José Blanco, a la manera del regreso epatante de Fraga, para medir después a Feijóo se marchitó por el encuentro del ministro con un empresario en una gasolinera de Guitiriz. Combustible mediático, fin del trayecto. 

Gómez Besteiro era un rival sólido en 2016, pero Feijóo lo apartó de la carrera al vetar que ocupase escaño de senador por designación autonómica, con el quería sacudirse la persecución judicial de Pilar de Lara que siete años después mereció el archivo de todas las causas. Ahora candidato al Congreso, Besteiro contó ayer con el aliento del presidente Sánchez en el disputado segundo escaño por Lugo. Entrena antes de afrontar otra oportunidad, esta vez con Alfonso Rueda en San Caetano.
Ana Pontón, portavoz nacional del BNG, no se presenta al Congreso. Una colega de la Costa da Morte anunció a cornetín que ella y sus hermanos, todos hombres, ya habían acudido a votar “por Ana Pontón”. No dijo por el BNG o por Néstor Rego, cabeza de lista por A Coruña, recalcó “por Ana Pontón”. Cuesta años armar una figura que movilice a la peña sin el señuelo del cargo a la vista como se acudía a escuchar a Beiras. 

El BNG aprieta para hacer historia con grupo parlamentario. Sería la campanada de Pontón, que cierra la campaña en A Coruña a cien metros de Alberto Núñez Feijóo.

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