Opinión

Borrón y corona nueva

El 40,9% de la población española votaría por un modelo republicano de Estado mientras el 34,9% estaría a favor de sostener la monarquía en el supuesto de que se celebrase un referéndum, según la mayor encuesta sobre el asunto realizada en 2020 por la agencia 40db para la Plataforma de Medios Independientes. El desapego hacia la corona se dispara entre los jóvenes hasta el 54,6%. El pasmo que provocan en el personal las pomposas exequias de Isabel II en el Reino Unido descuadernan los datos obtenidos hace dos años de 3.000 entrevistas.

Las teles emiten lo que se ve o lo que creen que se va a ver. Tiene más audiencia el paseo de la momia de la mujer que se sentó en un trono con más de un milenio de historia que el cara a cara en el Senado entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. En plena marejada inflacionista sólo siguió el debate el 1,9% de los consultados en el sondeo realizado a propósito por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Y una parte del porcentaje se dedicará al oficio periodístico.

El interés relativo también sucede en las sesiones de control al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, como la que se celebró ayer en el Parlamento de Galicia. Los redactores se afanan en elaborar informaciones que competen a la vida de los ciudadanos y al encontrarse con los amigos aguantan que les importe más lo que sucede con el Dépor o el Celta, la Champions,  la participación del número uno de ATP, Carlitos Alcaraz, en la Copa Davis o el pase a semifinales de la selección de baloncesto en la Eurocopa. Queda el consuelo de los lectores de calidad o de caridad.

Charles III al fin es rey tras pasar 73 años calentando para ceñir la corona. El papel de suceder a su madre, reina querida según se infiere de las colas para despedirla, se ha emborronado por el desencuentro con la pluma y el tintero. Los especialistas en casas reales alertaron sobre un gesto brusco para que le retirasen los aperos situados como una trampa en la mesa de  proclamación. Anteayer se volvió a embadurnar los dedos de tinta y se equivocó con la fecha. Borrón y corona nueva, como se hizo en España cuando se quiso ver que Juan Carlos I no era intachable.

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