Opinión

El campo gallego no se deja pastorear

Los agricultores de las comunidades históricas no pastan las consignas de una parte de sus colegas en el resto del Estado aunque tengan las mismas razones para las tractoradas. Los vascos marcharon a cortar el acceso al centro de distribución de una cadena de supermercados, los catalanes fueron recibidos en la Generalitat y en el Parlament y los gallegos decidieron regresar a sus casas para no interferir en la campaña electoral después de expresar ante el Gobierno central y la Xunta las demandas que deben defender en Europa. Un gesto de respeto a la democracia, ya que los ganaderos gallegos son los únicos que cerraron 2023 cobrando menos de 50 céntimos por litro de leche, o una señal de que la ultraderecha sigue sin encontrar campo en Galicia para crecer.

La corriente inicial de simpatía puede cambiar por la escora del conflicto hacia la precampaña de Vox

Mientras, con los mismos motivos para la queja –sobre todo en lo que se refiere a la producción a pérdidas, al excesivo papeleo de la Política Agraria Común (PAC) o a la competencia desleal de otros mercados–, a primera hora de la tarde de ayer en el resto del Estado ya se habían registrado 19 detenidos por las protestas del campo, 2.725 identificados, casi 5.000 denuncias administrativas, además de un guardia civil herido por una pedrada en la localidad extremeña de Zafra. La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) cifró en 35 millones las pérdidas acumuladas por el colapso de las principales arterias de circulación con 75.000 camiones afectados y el sector arrastra los 120 millones que le costó el corte de carreteras por las protestas de los agricultores franceses. La corriente inicial de simpatía puede cambiar por la escora del conflicto hacia la precampaña de Vox para recuperar en las elecciones europeas el espacio electoral que le está comiendo el PP. La convocatoria para intentar plantarse el próximo sábado con los tractores delante de la sede del PSOE en Ferraz es una jaimitada de la leche.

En Galicia arranca el sábado la semana grande de un Entroido que en Ourense adquiere la condición de mágico. Aquí los agricultores se dedicarán a lo que de verdad importa: atender primero a sus explotaciones con la confianza de que Xunta y Gobierno central trasladen en Bruselas sus demandas y disfrutar con la familia unos momentos que no vuelven.

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