Opinión

Chicote, el mejor inspector de sanidad

Como lelos nos sentamos delante de la televisión a contemplar cómo el cocinero, ahora le dicen chef, Alberto Chicote sonroja a tipos que se han metido en el negocio de la hostelería sin saber ni de agua ni de garbanzos. Lo del trato al cliente lo dejaremos para otra ocasión. Y nos 'despollamos' con sus comentarios corrosivos cada vez que obliga a desengrasar una cocina que ha estado sirviendo comida a sus clientes durante muchos servicios antes de que él llegase con su oronda figura.

Pablo Piñeyro, tipo de comentarios afilados que serían capaz de domar a un caimán sin más necesidad que la palabra, comentó ayer acertadamente: "Chicote es el mejor inspector de Sanidad que tiene este país. Nos reimos cuando gracias a él nos hemos dado cuenta de que durante mucho tiempo hemos estado pagando por comer basura".

La Administración, tan vigilante con el tamaño de una puerta o de una escalera para conceder la licencia de apertura de un garito, se muestra en cambio incapaz de mantener un control higiénico sobre lo que nos dan de comer en un país que aspira a vivir del turismo. Que nos dejemos seducir por el encanto del furancho no quiere decir que nos gusten las pocilgas. Y hay muchas más ocultas de las que graban las cámaras para un espectáculo televisivo que aplaudimos sin pensar que al personal le han colado sucedáneo a precio de buen producto.

En Zaragoza el incendio en un geriátrico privado ha propiciado que ocho ancianos se apagasen antes de lo que marcaba la biología. Ahora se sabe que no reunía las condiciones o que carecía de los permisos pertinentes. ¿Cuántos asilos habrá que no reúnen los requisitos y siguen operando? Pero ya nos lamentaremos cuando suceda otra desgracia.

Da la impresión de que aquí la única administración que mantiene la pestaña siempre despierta es Hacienda, sobre todo con los asalariados y peña de clase media. En el año 2015 andan revisando las declaraciones que dieron por buenas en 2011 y tiene bemoles el asunto. También sería necesario que un tipo como Chicote hiciese un programa desvelando cómo hacen las sumas y el empeño que le ponen a la tarea.

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