Al que llega enseguida se le rebaja la reverencia hasta el grado de cualquiera. Cualquiera puede ser alcaldesa de A Coruña, cualquiera puede gobernar Ourense, cualquiera puede sentarse en la Alcaldía de Ferrol, cualquiera puede mandar en Madrid, cualquiera puede presidir el Gobierno central. Para alcanzar objetivos políticos no sólo hay que contar con una preparación que en pocas ocasiones será ponderada con objetividad, la piel dura y la suerte de cara, sino que que es imprescindible dar el salto con puntualidad. Ya dice el refrán que más vale llegar a tiempo que rondar un año.
A mediados de mayo de 2018 el paisaje político actual resultaba impensable. Ni Mariano Rajoy con los presupuestos recién aprobados se veía acabando su vida laboral como registrador de la propiedad, ni mucho menos un PSOE descosido aventuraba un futuro cercano como primera fuerza política de manera incontestable. Tampoco Inés Rey se planteaba ser alcaldesa de A Coruña. Rafa Villarino no aspiraba siquiera desde Amoeiro a presentarse en Ourense, por lo que la victoria en las municipales como candidato no llegaba ni a la categoría de sueño. Gonzalo Caballero predicaba que cada día estaba más cerca de la Xunta con entusiasmo, aunque sin imaginar que en las sucesivas elecciones le iba a comer terreno al PP de Feijóo e incluso superarlo por primera vez en las generales. Pero llegó la sentencia del caso Gürtel y un cualquiera como Pedro Sánchez supo jugar la baza de la moción de censura para invertir la tendencia de un PSOE que parecía haber entrado barrena. El viraje en la suerte de populares, con deserciones por la derecha, y socialistas, con regresos por la izquierda, tiene motivo y fecha para recordar el duelo o celebrar la fiesta.
Pero cuando no perteneces a un partido tradicional con inercias de gran empresa es imprescindible saber que lo que se ha levantado con esfuerzo y trabajo también puede venirse abajo un día cualquiera sin que te puedan afear un escándalo mayúsculo. Los alcaldes del cambio Martiño Noriega, Xulio Ferreiro y Jorge Suárez son ya del recambio, Luís Villares es un líder sin tropa mientras Antón Gómez-Reino y Yolanda Díaz currarán cuatro años en el Congreso. Cualquiera hundió a En Marea.
