Opinión

Currar por la entrada

En una admistración la ocurrencia suele reportar mejores resultados que la pusilanimidad, aunque se corre el riesgo de meter la gamba o de no ser comprendido. La Consellería de Política Social y la Asociación Empresarial Festivais de Galia le han dado al organillo y les ha salido una letra curiosa "para incentivar la acción voluntaria entre la juventud", dicen en el comunicado. Los jóvenes entre 18 y 30 años que se apunten al programa 'SON Voluntario/a' podrán ver conciertos por la patilla. Hasta aquí la música suena bien. Incluso te consideran chaval a una edad en la que empiezan a llamarte señora o señor y puedes haber alumbrado churumbelescomo para montar tu banda. Para los que frisen la treintena y todavía no tengan tropa, la dirección xeral de Xuventude y los empresarios festivaleros tienen un plan: a cambio de "vivir la experiencia de un festival desde dentro, los voluntarios se encargarán de tareas como informar sobre los servicios que ofrece el festival, facilitar la circulación de personas dentro del recinto y realizar actividades de sensibilización medioambiental". Hay que reconocer que la idea no está mal vendida, pero en la primera audición ya chirría a curro a cambio de entrada.

En el Concierto de los Mil Años que reunió durante tres tardes de 1993 a Bob Dylan, Robert Plant, Neil Young, Sting, The Kinks, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis Wilson Pickett, Chris Isaak y otras leyendas de la música en el estadio coruñés de Riazor para compensar las actuaciones programadas por el primer gran Xacobeo en Santiago, el concejal socialista de festejos, Juan Manuel Iglesias Mato 'Palau', apoquinó más de 120 euros a los voluntarios. Fue mucho. 

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