Quizá porque en agosto hay poco que rascar, una noticia sobre un santuario vegano que separa a los gallos de las gallinas con el propósito de evitar que las "violen" se propagó por los medios de comunicación ocupando minutos que ya le gustaría a un científico para atraer fondos con los que continuar avanzando en sus investigaciones.
Cada cual con sus chaladuras y con lo que airea en las redes sociales, el despropósito es elevarlas a la categoría de noticia por muy sabroso que sea el chascarrillo o por muchas conversaciones de terraza que vaya a alimentar.
El vídeo subido a Twitter por el colectivo Santuario Animal Almas veganas escachando huevos para devolvérselos a modo de merienda a las gallinas llevaba ayer 563.000 reproducciones.
El planeta llevaría muchas lunas liberado de los seres humanos de haber sido alumbrado antes un colectivo de corte parecido porque conseguir fieles sólo es cuestión de tiempo. Y de abundancia en la despensa.
Con septiembre también toca regresar al pedal, pero el nuevo curso político sigue arrastrando los problemas del viejo. La Xunta y las comunidades piden al Gobierno que se olvide de que está en funciones para aflojar la pasta, el PSOE y Podemos continúan tan alejados que la repetición de elecciones en noviembre parace la apuesta segura.
La Xunta chupa críticas por colocar a Agustín Hernández, exconselleiro, exalcalde de Santiago y ahora exportavozde los populares en la corporación compostelana tras perder dos elecciones, en el Consello Económico e Social en sustitución de Corina Porro.
Y aunque tenga razón en que estos órganos no tendrían que servir para colocar a los colegas, a ningún partido se le ocurriría nombrar a una persona de ideología contraria mientras la propuesta se sitúe dentro de la normativa.
Rastrillando la jornada a la que se le presupone la vuelta de la tensión informativa, otra asociación animalista ha pedido a la Xunta la esterilización de jabalíes y otros especies silvestres para evitar accidentes.
Libera! argumenta que "en otro países la vacuna contraceptiva ha tenido buenos resultados", además de tratarse de "una medida ética porque prescinde de la caza pero no de los cazadores porque podrían colaborar para detectar y marcar a los animales". Se cambia cazador por capador.
