Opinión

El debate como rutina

El obrero preocupado por encontrar curro o por no perderlo ya puede ponerse a la tarea de alumbrar esta tierra con una criatura dentro de nueve meses: el próximo año las guarderías públicas y privadas serán gratis en Galicia. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se reservó este anuncio, además de un plan de mejora de las residencias de mayores, para que el Debate sobre el estado de la Autonomía no se quedase en un lanzamiento de culpas entre el Gobierno gallego y el central por el incierto futuro de Alcoa, Alu Ibérica, Vestas, la comarca de Ferrolterra, la central térmica de As Pontes, la papelera de Ence en Pontevedra, el precio de la luz, el atraco en la AP-9 o la gestión de la pandemia.

Feijóo ya había anunciado guarderías gratis para el segundo hijo en el debate de 2019, pero la gratuidad universal le gustó hasta a Gonzalo Caballero, portavoz del PSdeG. El reconocimiento es noticioso porque Feijóo no está acostumbrado, según confesó, a que la oposición manifieste que algo está bien hecho, como le recriminó a Ana Pontón, portavoz del BNG, por afearle que presuma de las cifras de la pandemia.

Cuando un Gobierno se sostiene con 42 de 75 escaños y el presidente lleva casi 13 años sin apearse del machito al arrasar en cuatro elecciones, el debate suele ser de rutina y los temas recurrentes. Ahora propone una salida de la crisis a la gallega, que sonó a verbena con pulpo y empanada, pero se refería a un modelo “xusto de verdade no camiño do progreso sensato”. Mientras Feijóo y Pontón se enredaban con las escalas para determinar el tamaño de Galicia y el de su presidente, a los gallegos les quedaba claro que nunca llegarán a ningún tipo de acuerdo porque las urnas no quisieron que se necesiten. Dialéctica marcada.

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