Opinión

¿Diputados de calidad o de caridad?

Pretexta el presidente Feijóo cuando defiende el recorte del número de diputados en el Parlamento gallego que el PPdeG pretende sacar adelante en solitario que la discusión no tendría que pivotar sobre la cantidad, sino sobre la calidad. Resulta irrefutable que si son menos, menores serán las posibilidades de escuchar en la Cámara gallega descalificaciones como "tonto útil o gilipollas" que se arrojaron Feijóo y Jorquera el pasado miércoles en la sesión de control al presidente. Aunque llega con la indudable calidad intelectual de Xosé Manuel Beiras para mantener la cantidad de consideraciones nada amables con la bancada del PP y con el presidente gallego. También es inobjetable que rebajando el número de escaños, menos serán los ojos que se dediquen a fiscalizar las decisiones de la Xunta. Los diputados concienzudos, que también los hay, realizan un trabajo farragoso, duro, e imprescindible para la democracia.

"Es que nuestros votos son de calidad", le dijo José Bono para consolar a Tierno Galván tras los decepcionantes resultados del Partido Socialista Popular (PSP) en las elecciones de 1977. "De calidad no, Pepito, son de caridad", respondió el viejo profesor.

Feijóo habla de calidad pero es consciente de que la reducción de escaños propicia que el cribo de la ley electoral sea más caritativo con el PP en sus tradicionales graneros a la hora de repartir escaños. Los diputados de caridad sustentan al Gobierno sin tocar las narices.

BNG, Anova, EU y entidades sociales como CIG o Fruga han decidido hacer frente común contra la reforma de la ley electoral que planteó Mariano Rajoy para que en los concellos gobierne la lista más votada. El Gobierno central ya ha anunciado que esta iniciativa regresa al cajón, al menos un tiempo, pero al frente común no le faltará diana a la que apuntar. Feijóo puede quedarse sin la reforma que tanto ha defendido, pero para recortar el número de diputados no tiene que pedir permiso. Ya pueden reprocharle que en el programa con el que se presentó a la autonómicas de 2009 defendía la necesidad de contar con los dos tercios del Parlamento para tomar una decisión de este calado. Al presidente le da igual que la oposición hable de mayoría social mientras él cuente con mayoría absoluta.

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