Opinión

Entretenidos mientras mangonean los mismos

Olé sus testículos. El teatrillo de la política sigue con su función, aunque no hay pases para el pueblo. No vaya a ser que decida cambiar el texto a las bravas de una vez por todas. Nuestros dirigentes, esos que llevan años mangoneando mientras el personal las pasa canutas y corre con los gastos de la opereta, continúan amparándose en sagrados textos escritos por hombres para seguir conservando el asiento. Ni ellos mandan ni ellos gobiernan. Se limitan a hacer lo que ordena la pasta, que es la que de verdad mueve los hilos y les paga el recibo de la luz, la casa, el coche y los caprichos del contrario o la contraria. Es que la Constitución dice... Lo que no dice es que unos se tapen a otros en la maraña de escándalos y mordidas, sean del PP, del PSOE o de CIU, ya que la familia Puyol ha gobernado durante un porrón de años.

El Parlamento gallego se felicita y califica de histórico reconocer los derechos de los homesexuales, cuando tenía que pedir perdón de rodillas por no haberlo hecho antes. El PPdeG tumbó en la misma sesión la proposición de ley sobre consultas populares del BNG, amparándose, según Pedro Puy, en que tendrían un carácter vinculante y significaría el cambio del sistema político y constitucional. El problema consiste en que a la peña no se le puede dar más voz de la necesaria; puede suceder que piense algo distinto y su pensamiento se propague más de los necesario.

Continúa siendo incomprensible que a los pueblos no se les permita votar para decidir su futuro. Tanto Rajoy como Rubalcaba tienden ahora la brocha para cambiar las comas de la Constitución, aunque lo que de verdad comparten es la manta que esconde todos los escándalos que non son capaces de explicar bajo la mirada de la ética y de la moral. "Caquita de Constitución", dijo ayer Jorquera. Sí y no. Nos ha servido para llegar hasta aquí, aunque ya no tiene más cuerda para seguir caminando.

Quizá si todos los que hablaron, con el 'president' Artur Mas encabezando la comitiva, se marchasen a sus casas, nadie tendría la intención de independizarse. No es cuestión de ir solos o de la mano, como pretenden colarnos. Se trata de dar voz al pueblo en vez de que prediquen siempre los mismos sin escuchar a los que hablan de problemas reales.

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