Opinión

En el estadio no, en el Parlamento sí

Al tío cura le gustaba ir a Riazor para jalear al Deportivo. Cuando el trencilla tenía una mala tarde gritaba a todo pulmón: "Árbitro, ¿sabes cuántos padres tienes?" A la peña le iba mal con la hiriente sutileza del sacerdote, vestido con sotana y alzacuellos. El asesinato del miembro de Riazor Blues en la pelea con el Frente Atlético en los aledaños del Calderón vuelve a demostrar que este país funciona a impulsos de 'hooligan' en vez de bajar el argumento a la hierba y devolverlo al pie para hacer una buena jugada. En el Congreso comparecieron a petición propia el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, y quedó demostrado que lo único que tienen claro es que todavía no se ha detenido a nadie por una muerte.

Interior intentó echar la culpa al Dépor, aunque acabo reconociendo que el club avisó de que podrían viajar cincuenta Riazor Blues al partido en el Calderón. En Madrid también se sabía que el Frente Atlético había quedado para desayunar a las siete de la mañana y el responsable de Seguridad razona que no se actuó porque la información era "imprecisa". Ya se sabe que suelen citarse para hacer 'footing'. Interior defiende el dispositivo pero destituye a los responsables de coordinación con los dos clubes. Y nadie se responsabiliza de un error injustificable.

Dentro del loable intento de erradicar definitivamente a los grupos violentos de los estadios, la Liga de Fútbol Profesional también ha decidido sancionar los cánticos ofensivos de la grada. Aunque no se puede estar en desacuerdo, pegar las dos iniciativas provoca descojone con un tema serio y en el que hay que reconocer que se ha mejorado gracias a la educación en actitudes como el racismo.

"Gilipollas, terrorista, nazinecio, asesino, narcotraficante, gilipollas, tonto útil, comemerda, caradura, choni, facista, macarra, extremista, ultra, merdento...". No es la ristra de insultos en las gradas durante el fin de semana, sino lo que se escucha en la Cámara gallega en boca de sus señorías. AGE y PP se reprocharon ayer mutuamente su comportamiento. Yolanda Díaz dice apreciar una sombra de "machismo" en las respuestas de Feijóo y la acusación sonó a falar por falar entre hinchas.

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