Opinión

Euforia y decepción al vaivén de botafumeiro en Tokio

Sara Sorribes elimina a Barty en tenis; Mireia Belmonte, a 23 centésimas del bronce y Jon Rahm no estará por covid

 

Los Juegos son absorbentes incluso para el espectador. El Día Nacional de Galicia apareció por sorpresa como Mireia Belmonte tras el último giro a la piscina. Se quedó a 23 centésimas del bronce en 400 estilos, un logro si se atiende al freno de las lesiones. Le quedan dos pruebas para igualar o superar las cinco medallas olímpicas de David Cal, con permiso de la actuación de Saúl Craviotto, que cuelga cuatro del cuello como Mireia. 

La mañana de domingo se consumía con desesperación por soportar 80 minutos a la selección de fútbol sobando la pelota sin encontrar una rendija para doblegar a Australia. La mano ya ha adquirido la rutina de saltar de canal para superar tedios, pero aún le queda margen de mejora. Buscaba Eurosport pero tropezó en La 2 cuando en la catedral de Santiago los tiraboleiros le daban un buen meneo al botafumeiro para pasmo de un rey y de una princesa en Año Santo. "Hasta eso es menos aburrido", comentó la conviviente mientras salía a flote de las páginas del periódico. Instantes después, Oyarzabal anotó de cabeza un centro de Asensio para allanar el pase. Ahora llega con un empate contra Argentina. 

La euforia y la decepción camparon al vaivén de botafumeiro en Tokio. Sara Sorribes firmó un prodigio a la altura del apóstol al tumbar en primera ronda a la tenista australiana Barty, número 1 del mundo y reciente vencedora de Wimbledon, pero en hockey femenino se cobraron la revancha contra una España sin seleccionador por dar positivo en covid. El equipo masculino palmó contra Nueva Zelanda. Los chicos de waterpolo confirman su candidatura al imponerse a Serbia, vigente campeona olímpica, por la mínima en el debut, pero en balonmano Suecia no dio opciones a las Guerreras. Otro palo de los gordos es la ausencia del golfista Jon Rham por dar positivo en covid justo antes de emprender el viaje a la medalla.

En los Juegos se viven momentos que exprimen el lagrimal sin necesidad de presea. La gimnasta uzbeka Oksana Chusovitina, con 46 años, ocho Juegos desde Barcelona 92 y dos medallas olímpicas en el palmarés, fue despedida con el aplauso de todas las delegaciones. Las palmas de reconocimiento eufórico rebotaron en el eco de las gradas vacías del Centro de Gimnasia de Ariake como un zapateado sin tacón y puntera. Una pena. 

  

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