Opinión

Fume, beba y muérase pronto

Que dicen que el sistema sanitario es insostenible, oiga. Que duramos mucho y gastamos demasiado en médicos por la sana intención de querer perpetuarnos en este mundo. ¿Para qué vivir un año más si vamos a diñarla igual y esto no merece la pena? Y además, ahora nos ha dado por cuidarnos y hacer deporte, caminar y alimentarnos mejor, con el gasto que estos hábitos suponen para las arcas de la Administración porque se presupone que aumentan la longevidad y el coste de las pensiones.

La encuesta sobre 'Habitos de actividad física y deportiva de la población gallega' elaborada por la Universidad de Santiago y la Xunta que ayer se analizó en el Consello revela que siete de cada diez gallegos mayores de 18 años practican ejercicio habitualmente. Así no hay manera, chico. Dentro de nada pedirán al personal que fume, beba y la palme pronto sin pisar un hospital. El tabaco y el alcohol redundan en beneficio de la sociedad por el porrón de impuestos que se apoquinan y como contraiga una enfermedad cardiaca o pulmonar crónica, no se preocupe que pronto no tendrá que moverse de casa para recibir asistencia sanitaria. Una maquinita vigilará sus constantes y si pasa algo, pues mala suerte. Los pocos médicos que quedarán no estarán a su lado para asistirle con urgencia.

El presidente Feijóo presentó ayer, dentro del Plan Innova Saúde, el proyecto 'Hospital na casa' con la finalidad de profundizar en las posibilidades de que los enfermos crónicos y oncológicos estén en un entorno "más confortable". Convendremos todos que estar hospitalizado es un coñazo, pero cuando ronda la parca pocos dudan entre médico o sacerdote.

Con los pacientes crónicos hasta podría tener un pase, porque el familiar avispado que supliría a los sanitarios puede aprender pronto a qué botón tiene que apretar con la receta de la teleasistencia. Pero con un enfermo de cáncer, quién es el listo que hace de galeno si el asunto se complica repentinamente.

No se puede negar que el entorno será más cómodo y confortable que un frío centro hospitalario, pero también es una manera de liberar camas y adelgazar la lista de espera para que apande la familia con la enfermedad y el gasto.

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