Opinión

Galicia se cuida, al lado de cañas

La comparecencia de Alberto Núñez Feijóo para explicar el plan de alivio de las restricciones en Galicia acabó como un mal sorteo de Copa en el que se depositaban las esperanzas de salvar la temporada con una buena caja. La desescalada se quedó en un peldaño "Isto é todo, sigan coidándose", cerró su intervención el presidente gallego antes de pasar al interrogatorio de la prensa. El todo del esto se resume en la recuperación del horario del comercio con un aforo del 50%, la apertura de los centros deportivos para la práctica al aire libre, el regreso de la competición federada y la vuelta a cines, teatros, bibliotecas y archivos, además del incremento de las visitas en las residencias con los dos ciclos de vacunación contra el covid completados.

La cautela es comprensible en una comunidad envejecida y con una tasa de inmunidad muy baja. Feijóo reflexionará con razón que si el BNG, principal fuerza de la oposición en el Parlamento, pedía hasta la semana pasada el confinamiento total de la población durante 15 días, arriesgarse ahora a un rebrote de contagios para aplacar el mosqueo de la hostelería sería una temeridad política innecesaria. Que pase el desfase contenido del Entroido y el próximo lunes todos pendientes del sorteo. 

Galicia se sigue cuidando –Valencia, Baleares y La Rioja también mantienen la hostelería cerrada– mientras al lado están de cañas.  En estos momentos Castilla y León, con una población igual de envejecida y con una inmunidad similar, permite el servicio en terrazas y el cierre perimetral es provincial en vez de municipal. El funcionamiento de las terrazas no sólo  beneficia al tabernero, sino también al comerciante. Cualquier tendero es consciente del descenso de los ingresos cuando los bares están cerrados o cuando las vacaciones llegan a los colegios. Un leonés pudo durante el fin de semana desplazarse hasta la estación del puerto de Pajares para esquiar sin poner un pie en Asturias, darse un garbeo hasta Vega de Valcarce para zampar un botillo sin cruzar a Galicia por Pedrafita o hacer una caminata por la montaña de A Canda sin adentrarse en la provincia de Ourense. Con los bares cerrados, excepto en áreas de servicio para camioneros, el plan de excursión por Galicia no debería resultar muy seductor. Tampoco está permitido. 

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