Opinión

Gatillazo monárquico y republicano

H ace una veintena de años el uruguayo Héctor Borrat, maestro de periodistas y profesor de Redacción en la Universidad Pontificia de Salamanca, formuló una pregunta que dejó descolocados a los alumnos del turno de tarde del tercer curso: "¿Ustedes son monárquicos o republicanos?" Los aprendices de informadores intentaron eludir el brete, ya que una cuestión de ese cariz entre santos muros podría esconder una trampa. El profesor señaló entonces al primer pardillo que levantó la cabeza del pupitre y a este chófer de anécdotas no le quedó más remedio que pronunciarse: "Mi padre siempre dice que hasta para nacer perro hay que tener suerte. Aunque sea cierto, pienso que la monarquía no es más que una manera de institucionalizar la desigualdad". El maestro Borrat escuchó el comentario con atención y soltó una de sus celebérrimas sentencias: "El rey no es más que un francés que habla al perro en inglés".

Esa tarde hubo que editorializar sobre la monarquía y la república. La primera acepción del diccionario de la RAE es demoledora: "Organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado". Eran tiempos en los que el 'juancarlismo' no se discutía y la República era un pasaje histórico que seguía anidando en el corazón de unos cuantos trasnochados. A Juan Carlos I lo que le pertenece. Su apuesta por la democracia es impagable. Ya. Profundizando unas décimas, el Borbón mejor preparado de la historia, Felipe VI, podría aprovechar el viento a favor y reclamar un referéndum que legitime su reinado y desoxide la corona. No lo hará ni lo necesita en un momento sin grandes tempestades en contra, a pesar de que pinchó con el pueblo. Madrid, festivo por el Corpus y con tendencia a echarse a la calle con la fanfarria patria, no llenó la Plaza de Oriente. Un mal primer paso de Felipe VI ha sido consentir la retirada de las banderas republicanas mientras proclama que aquí "cabemos todos" o cita a Castelao. Pero no pasa nada. Las concentraciones republicanas en Galicia también padecieron un gatillazo. Es tan poco probable su llegada como que reine Froilán. Sería interesante comparar el ejercicio con el de los estudiantes de periodismo de este momento.

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